Capítulo 56

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— ¿Volveremos a la casa de montaña?

Habíamos recogido el campamento y llevábamos un largo tiempo caminando.

— Nena, solo es mientras arreglo las cosas para salir del país. He estado viviendo allí todo este tiempo. No te preocupes por nada, los hombres de Lionel están muertos y mi padre no sabe que existe esa propiedad. Además le hice unos arreglos y la amoblé con lo necesario, estarás cómoda.

— No estaba pensando en ór-hunters, más bien en... los guardianes.

Tyler no se quedaría tranquilo ahora que su odio por los ór-hunters se había intensificado.

— Quién sea que logre encontrar el camino, no nos tomará por sorpresa. Todos los alrededores están cubiertos por cámaras.

¿Era en serio? Lo miré entrecerrando los ojos para asegurarme de que no estuviera bromeando. Escuchamos el tono de alarma de mensajes y John se tensó.

— ¿Traes encendido tu teléfono?

Abrí los ojos como platos.

— Trataba de comunicarme contigo.

Se acercó y abrió mi tula buscando el teléfono en ella.

— ¿Desactivaste el GPS?

— Claro que lo hice.

Miró la pantalla y deslizó su dedo por unos momentos, luego me lo entregó.

Solo es un mensaje de Ashley.

Me apresuré a ver de qué se trataba.

Ashley: "A, Tyler estuvo en casa, pero no te preocupes me negué a hablar con él y se marchó. creo que aún no sabe nada pero mamá ya está al tanto y está triste porque te volviste a ir, ya se le pasará no te preocupes cuidaré de ella"

"Déjame saber si estás bien en un mensaje, apenas pueda volveré a comunicarme contigo. Ten cuidado t.q.m."

¿Dónde había conseguido señal Ashley? Cada vez me sorprendía más que ella consiguiera realizar este tipo de cosas.

Respondí el mensaje de mi hermana.

Yo: "Estamos bien. John me encontró en el bosque, estaremos en un lugar seguro. Por favor , deshazte del teléfono, puede ser peligroso. Gracias por cuidar de mamá, también te quiero"

Le di el teléfono a John y él lo guardó en mi tula nuevamente.

— ¿Todo bien? —Preguntó.

— Si, todo bien —sonreí, pero sentía temor por mi familia.

Caminamos tomados de la mano el resto del camino hasta ver aparecer ante mis ojos la pequeña casa de madera.

Al estar más cerca noté unos paneles solares en una plataforma elevada por encima del techo.

Nos detuvimos en la entrada y John le quitó el seguro a la puerta. Cuando haló de mi mano para que entrara me sorprendí con los cambios. Solté la mano de John y caminé por todo el pequeño lugar.

La mesa y sillas de antes estaban pulidas y barnizadas, con cojines decorativos y un lindo mantel. El piso estaba alfombrado y había una cortina en la ventana. La pequeña cama fue reemplazada por una para dos personas. Ahora tenía un mini bar y un estante abarrotado de comida al lado de una estufa pequeña.

Me giré hacia John sonriendo.

— ¿Te gusta? —preguntó.

— ¡Me encanta!.

Fui hacía la cama y me saqué los zapatos antes de acostarme en ella. Las almohadas me recibieron reconfortantemente. Las sabanas eran suaves y cerré mis ojos disfrutando su tacto. John se acostó al lado mío, abrazándome contra su cuerpo. Respiré su perfume con los ojos cerrados y permanecimos en silencio por varios minutos.

— Embarazada —dijo rompiendo el silencio.

— Mjum.

Se extendió el silencio de nuevo por unos minutos más y luego habló.

— Nos saltamos un paso muy importante.

— Hmmm —aún no caía en cuenta a que se refería—no sé, todavía podemos ir a la universidad sólo es cuestión de tiempo, cambiarnos de identidad, no sé, tú eres el experto en estos temas.

— Yo me refería a otra cosa —Abrí mis ojos y le presté atención.—. Primero debí convencerte de aceptar ser mi esposa y luego todo lo demás. Aunque ser papá me hace muy feliz porque tú eres la madre.

Entonces John no sabía que estábamos casados.

Me quedé mirándolo a los ojos y entreabrí mi boca para hablar, consiguiendo solo un balbuceo.

— ... —¿cómo le decía que eso no era del todo cierto?

Él soltó una carcajada.

— No puedo creer que aún reacciones así ante el tema del matrimonio —siguió riendo y me abrazó.

Enterré la cara en su pecho y traté de pensar ¿No era ya suficiente con la noticia del bebé?

Entonces las palabras de Tyler vinieron a mi cabeza como veneno. Me negué a creer que John pudiera fingir desconocimiento con tanta frialdad y seguí abrazándolo, disfrutando de tenerlo conmigo. John era sincero, en las anteriores situaciones que lo señalaban de haber hecho algo contra mí, había podido demostrar su inocencia ¿Por qué debía entonces dejarme sembrar la cizaña?

Hoy no le diría sobre la boda, a sabiendas que no podría ocultarlo para siempre, eso lo expresaba con certeza, y más aún, no quería ser yo la que en esta ocasión defraudara la confianza.

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