Tyler
Había cometido un lamentable e imperdonable error: darle la espalda a Ian Morgan.
Desperté boca abajo, desorientado, con un fuerte dolor punzando en mi cabeza y cuello, mis manos atadas firmemente a mi espalda, y una venda en mis ojos que impedía ver donde estaba o al menos tener una idea del tiempo que duré inconsciente. Debía liberarme cuanto antes para frustrar los planes de Morgan.
Me puse de rodillas y me erguí sosteniendo todo el peso de mi cuerpo en mis piernas. Moví mis muñecas tratando de aflojar la atadura mientras caminaba alargando con cuidado mi paso hasta toparme con algo sólido, me giré poniéndome de espaldas y palpé la superficie, descubriendo un mueble de madera y busqué de inmediato si tenía cajones.
Deslicé el primer cajón y metí las manos, palpando solo papeles. Abrí otro cajón a la derecha de este, algunos libros, más papeles y... lo que deduje era un abrecartas.
Rápidamente lo acomodé entre mis muñecas y corté mi atadura. Quité la venda de mis ojos y esperé a que el malestar que me produjo la luz se atenuara en unos rápidos parpadeos.
Miré a mí alrededor y al instante reconocí el lugar, era un estudio en la casa de Ian, donde yo había leído libros para mí instrucción como Keeper. Recorrí la casa rápidamente hasta llegar a la puerta de salida.
Mi camioneta se encontraba parqueada en el mismo lugar. Busqué las llaves en mis bolsillos pero no estaban, recordé haberlas sacado anoche para marcharme. Barrí con mi mirada el suelo sin obtener un buen resultado. Me agaché y miré por debajo, encontrándolas junto a la llanta delantera.
Me apresuré a ponerme tras el volante y salí a toda velocidad hacia la casa que compartía con Ashley. Estaba con el reloj en contra, por lo que al llegar, salté de mi asiento y corrí hasta la entrada, introduje la llave en la puerta y la giré empujando para abrirme paso.
Grité el nombre de Ashley, esperando que me respondiera con premura al escucharme. Corrí por toda la casa buscándola pero, no estaba en ninguna de las dependencias.
— No, no, no, ¡no puede ser!
Abandoné mi casa y me dirigí a la casa Donovan, no tenía tiempo para perder.
Al llegar, las llantas derraparon frente a la casa al pisar el freno. Bajé y rápidamente fui hasta la puerta de entrada, llamando con un par de golpes. Segundos después Sarah abrió y en la expresión de su rostro había señales de preocupación.
— ¿Tyler? ¿¡Dónde habías estado!?
— ¿Ashley está aquí? —pregunté dando un par de pasos dentro de la casa e inspeccionando el recibidor con mi mirada.
— Hace poco más de media hora salió y no pude detenerla, ella creía que algo estaba mal contigo y que necesitaba comunicarse con su hermana —entendía ahora la expresión de Sarah—. Ayer vino tarde en la noche, estaba preocupada porque no llegabas a casa y preguntó si podía quedarse acá, yo le preparé la que era su habitación y se quedó a dormir.
Le di un abrazo a Sarah agradeciendo que se ocupara de Ashley anoche, preguntó si algo estaba mal pero no podía dejarla sola y preocupada, así que mentí diciéndole que no había nada de qué preocuparse y que buscaría a Ashley para tranquilizarla.
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TOUCH
RomantizmTouch es el primer libro de una serie de mi autoría llamada Los hijos del Rey Midas, escrito desde el punto de vista de distintos personajes. Cuenta la historia de una chica favorecida con un fantástico don, guardianes y cazadores a su paso, intriga...