Capítulo 21: No soy lo que crees

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— ¿Ahora si me dirán qué es lo que pasa?

John llega al apartamento minutos después de la llamada de Helena. Ella solo dijo "Lys te necesita" y colgó. Desconozco donde pudo haber estado él pero tuvo que conducir como loco para llegar en tan poco tiempo.

— Iré a mi dormitorio.  Creo que ustedes dos necesitan privacidad—Helena se levanta y me abraza—. Tranquila, confía en él —susurra cerca de mi oído.

Una vez que Helena desaparece de la sala, John se gira hacia mí. El sofá se me hace una silla de torturas, sus ojos brillan expectantes y hambrientos de información.

— Lys, dime lo que sucede.

No puedo aguantar más el llanto y mis lágrimas salen a borbotones, se me hace difícil contarle a John, no porque desconfíe de él, difícilmente puedo desarraigar mi instinto ante algo tan inexplicable y delicado.

Mi cuerpo se niega a cooperar, mi boca no quiere abrirse, mi voz no consigue salir y el tiempo pasa como una ventisca helada que me paraliza, siento que voy a estallar.

John me abraza y recuesto mi mejilla en su pecho.

— Sea lo que sea, te prometo que seguiré a tu lado —agrega él—. Nada cambiará entre nosotros. Creeme cuando te digo que no hay nada en tu pasado que  pueda hacerme cambiar el concepto que tengo de ti, ni hacerme retirar la protección que te doy.

Una vez que se detiene mi llanto, hago una inspiración profunda y suelto el aire lentamente.

— No soy lo que crees, John —consigo pronunciar con voz ronca.

— ¿Recordaste algo? —percibo cómo se acelera su corazón.

— No, o si,  no lo sé —me separo de él y lo miro a los ojos— Es...algo que puedo hacer, no sé que tan malo es o cuánto daño puedo causar—se me hace un nudo en la garganta.

—Lys... dime lo que sea que te tiene así de afectada. Dímelo ya.

Bajo la mirada a mi mano derecha y la coloco con la palma hacía arriba, me concentro en la punta de mis dedos, respiro profundo y pienso en los destellos, creo haber descifrado cómo funciona.

Miro a John, él observa mi mano.

No pasa nada y suspiro frustrada. Intento nuevamente:  cierro mi otra mano con fuerza para concentrar toda mi energía sólo en una, siento el hormigueo en el brazo, cómo circula sea lo que sea como un fluido hacia mis dedos y estos comienzan a brillar. Las chispas se hacen visibles arremolinándose hasta posicionarse en el centro de mi mano.

Levanto la vista y John está pálido como si hubiese visto un fantasma.

No es para menos. No aparta sus ojos de mi mano, absorto poco a poco va levantando su mano para tocar. La cierro y todo desaparece.

No es seguro experimentar con lo que sea que pueda causar tocar esa actividad.

— Entiendo si no quieres volver a verme después de esto. No comprendo para que podría usar este ...don. Pero no es normal y puede ser peligroso, hacer daño. ¡John no soy un ser humano como tú o como Lena!

Sus cejas se juntan y noto como sus pupilas se agrandan, siento que estoy creando un conflicto entre los deseos y la voluntad de John. Hasta me parece escuchar un rugido contenido en su pecho y decido poner más distancia entre nosotros.

— ¿Lo ves? Sabes que soy peligrosa.

—¿Qué te hace pensar eso?—alega.

— ¿Tu cara tal vez? ¿La forma en que te contienes? ¿Qué respuesta quieres que te dé?

Si, a su rostro aún no le volvía el color. Pero que podía yo haber esperado si de él solo había recibido cosas buenas.

— No es lo que crees —dice después de lo que parece una eternidad.

— ¿No?

— No es miedo...—mira mis ojos fijamente— ahora todo tiene sentido.

Ahora soy yo quien no entiende.

Los hombros de John se ampliaron cuando cambia de posición acomodándose más en el sofá.

— Lys ...¡dios! no sé como decir esto. 

¿Decirme qué? John me estaba confundiendo.

— ¿Qué pasa? —pregunto en un hilo de voz.

Me toma de las manos y se arrodilla frente a mí.

— Lys... ¿Recuerdas lo que te dije en el restaurante? Sobre poder olvidar todo y cambiar de vida.

— ¿Qué puede haber de malo en ti que quieras cambiar? Solo he tenido muestras de bondad.

Las manos me tiemblan entre las suyas y siento un vacío en mi estómago.

¿Será posible que él conozca mi procedencia?

Pero mis padres no tienen dones, mi madre no entendía siquiera como funcionaba y ahora que recuerdo, dijo que era maravilloso y que había que protegerlo. Entonces mi don no es malo pero los que lo quieren si lo son, matan por él.

¿John podría ser como yo?

¿Será por eso que puedo sentir su energía?

La esperanza de saber qué es lo que pasa conmigo se intensifica, al igual que la incertidumbre.

—  ¿Tampoco eres un humano común? —sonrío con nerviosismo apretando sus manos con las mías—. Tenemos una afinidad, puedo sentirlo.

— No se trata de eso. Aunque hay algo de verdad en lo que dices.

Me observa por largos segundos.

— ¿John...?

— Sé quién te está cazando.

Retiro mis manos de las suyas para no seguir sintiendo su energía y me alejo a un rincón del sofá.

¿Cómo sabe él lo que le dije a Lena? ¿Cómo podía saber John que yo había usado ese término para referirme a lo que había pasado en el hospital?

— Mi padre...—continua hablando— Mi padre es quien te está cazando, Lys. Ahora no tengo dudas de que él dio la orden.

¿Qué se supone que haces cuando todo tu mundo se rompe en mil pedazos?

Cuando sientes que lo poco que creías real no es más que un espejismo.

Cuando te arrepientes de confiar,  incluso en ti misma,  porque tu instinto, tu razón y hasta tu intuición no sirven para nada.

Saber que el padre de John es quien me cazaba es peor que no tener memoria.

Necesito saber al menos por qué merezco morir,  qué es eso tan malo que se oculta en mí pasado, en la vida que he olvidado y dejado atrás. Quizá y de esa manera todo será más sencillo.

Tengo frente a mí, al hijo de la persona que me separó de mi familia.

Rebusco dentro de mi embotado cerebro alguna explicación para no creer que estoy loca,  que todo esto que me pasa no hace parte de una invención de mi mente, que yo me encuentro aquí,  justo en este sofá, sentada frente a quien puede no ser mi protector sino mi cazador.

Necesito salir de dudas y la única forma y la más fácil es preguntando.

— ¿Tú también lo eres?

Respira hondo y se relame los labios. Definitivamente esta conversación no es fácil para ninguno de los dos,  pero es completamente necesaria.

— ¡Responde! ¿También estabas cazando cuando me encontraste?

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