Me levanté de la cama teniendo cuidado de no despertar a John. Lo contemplé durante no sé cuanto tiempo, sonriendo mientras recordaba sus manos acariciándome. Toqué mis labios al recordar sus besos, él tenía la capacidad de nublarme el juicio y volví a dejarme llevar hasta terminar bajo su cuerpo de nuevo.
Se veía tan apacible cuando dormía, hermoso, con las pestañas haciendo sombra sobre el ángulo de sus pómulos, y sus labios entreabiertos.
Estaba enamorada de John y sentía en cada célula de mi cuerpo que él me amaba también.
En vez de mi camiseta usé la suya y me puse la pieza inferior de mi ropa interior, fui al armario y tomé una botella de agua y una barra energética, cogí mi iPhone y salí de la casa. Rodeé todo el costado hasta llegar a la parte trasera.
Vi el pozo que John había mencionado, bases de troncos acondicionados como asientos y un cuarto de baño improvisado que estaba cercado de madera sólo por los lados.
Busqué en mis contactos a Helena y llamé.
— ¡Oh, pero si es nuestra chica! —una voz masculina respondió la llamada.
No era la voz de Kyle.
— ¿Quién habla? — pregunté con voz fuerte y clara, sorprendiéndome a mi misma.
— Cállate y escucha, niña. Si no quieres que le meta una bala en medio de los ojos a tu amiga, vas a hacer lo que te diga — La sangre se me heló— harás un "show" privado para nosotros en la dirección que voy a enviarte, si llegamos a ver a John metiendo sus narices puedes despedirte de tu amiguita.
Cortó la llamada y al segundo me llegó un mensaje con la ubicación. Lo observé paralizada, conteniendo el aire en mis pulmones.
La vida tenía el camino trazado para mí, fuese en Frigia o lejos de ella, me esperaba siempre un sufrimiento que opacaba los pocos ratos de felicidad que me eran permitidos.
Había intentado de convencerme en que pasaría más tiempo con John y no era así. Sabía lo que me esperaba en el lugar al que tenía que dirigirme, y serían muy generosos sí me mataban después de liberar a Lena.
¿¡Cómo iba a llegar a ese sitio si no sabía conducir!? Además ¿cómo podría dejar a John así, rompiendo su confianza?
Solté un grito desde el fondo de mi pecho y me dejé caer al suelo, dejé salir librente las lágrimas nublando mis ojos. Estaba acorralada y me sentía impotente, llena de rabia, me odiaba por portar este don, deseaba poder ver a Dioniso como lo hizo Midas y pedirle que me lo quitara.
Mis dedos empezaron a hormiguear y los miré, las chispas no demoraron en aparecer, arremolinaron en mis manos como fuego. Las odiaba, me odiaba por ser la gemela poderosa.
— ¡Lys! —John llegó corriendo a mi lado y se arrojó al suelo junto a mí. Cogió mi rostro entre sus manos y me hizo mirarlo, estaba realmente asustado podía verlo en sus ojos— ¿Qué pasa hermosa? dime.
Sacudí mis manos para alejar las chispas y después las puse sobre las de él, tratando de calmar los sollozos.
— Ellos tienen a Lena —Fue lo único que pude decir antes de echarme a llorar otra vez. John me atrajo a su pecho y me apretó fuerte.
— Tranquila, te prometo que ella está bien. Ella no les interesa.
— Tienes razón, ellos me quieren a mí. Tengo que ir, sola, hasta...
— ¡No! —Me cortó tajante antes que terminara la oración— no vas a ir allí.
— No lo entiendes —me aparté y negué con la cabeza— ¡él dijo que si te acercabas la matarían!.
— ¡Hey, No enloquezcas! —Su voz había vuelto a tener ese tono dulce y calmante. Pegó su frente a la mía y respiró un par de veces tratando de reconfortarme— confía en mí, amor, por favor Lena es mi hermana, hay que pensar con cabeza fría. Ven levantémonos de aquí, vamos a dentro.
Dejé que John me ayudará a levantar y me alzó en sus brazos, esta vez no protesté solo enterré mi cara en su cuello. Me llevó hasta adentro y me sentó en la cama. Se puso en cuclillas frente a mí enlazando nuestras manos y sosteniendo su mirada en la mía.
— Yo voy a arreglar todo esto, pero prométeme que no te expondrás. Lys, si te pasa algo yo no lo soportaría, preferiría estar muerto a no tenerte. Prométemelo, vas a hacer lo que yo te diga.
Cerré mis ojos y pronuncié las palabras sabiendo lo que implicaba decirlas.
— Lo prometo.
Se levantó, cogió su celular, y después de marcar un número se lo llevó al oído.
— Kyle, Tienen a Helena.

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TOUCH
RomanceTouch es el primer libro de una serie de mi autoría llamada Los hijos del Rey Midas, escrito desde el punto de vista de distintos personajes. Cuenta la historia de una chica favorecida con un fantástico don, guardianes y cazadores a su paso, intriga...