Capítulo 39

2 2 0
                                        

Me levanté de la cama teniendo cuidado de no despertar a John. Lo contemplé durante no sé cuanto tiempo, sonriendo mientras recordaba sus manos acariciándome. Toqué mis labios al recordar sus besos, él tenía la capacidad de nublarme el juicio y volví a dejarme llevar hasta terminar bajo su cuerpo de nuevo.

Se veía tan apacible cuando dormía, hermoso, con las pestañas haciendo sombra sobre el ángulo de sus pómulos, y sus labios entreabiertos.

Estaba enamorada de John y sentía en cada célula de mi cuerpo que él me amaba también.

En vez de mi camiseta usé la suya y me puse la pieza inferior de mi ropa interior, fui al armario y tomé una botella de agua y una barra energética, cogí mi iPhone y salí de la casa. Rodeé todo el costado hasta llegar a la parte trasera.

Vi el pozo que John había mencionado, bases de troncos acondicionados como asientos y un cuarto de baño improvisado que estaba cercado de madera sólo por los lados.

Busqué en mis contactos a Helena y llamé.

— ¡Oh, pero si es nuestra chica! —una voz masculina respondió la llamada.

No era la voz de Kyle.

— ¿Quién habla? — pregunté con voz fuerte y clara, sorprendiéndome a mi misma.

— Cállate y escucha, niña. Si no quieres que le meta una bala en medio de los ojos a tu amiga, vas a hacer lo que te diga — La sangre se me heló— harás un "show" privado para nosotros en la dirección que voy a enviarte, si llegamos a ver a John metiendo sus narices puedes despedirte de tu amiguita.

Cortó la llamada y al segundo me llegó un mensaje con la ubicación. Lo observé paralizada, conteniendo el aire en mis pulmones.

La vida tenía el camino trazado para mí, fuese en Frigia o lejos de ella, me esperaba siempre un sufrimiento que opacaba los pocos ratos de felicidad que me eran permitidos.

Había intentado de convencerme en que pasaría más tiempo con John y no era así. Sabía lo que me esperaba en el lugar al que tenía que dirigirme, y serían muy generosos sí me mataban después de liberar a Lena.

¿¡Cómo iba a llegar a ese sitio si no sabía conducir!? Además ¿cómo podría dejar a John así, rompiendo su confianza?

Solté un grito desde el fondo de mi pecho y me dejé caer al suelo, dejé salir librente las lágrimas nublando mis ojos. Estaba acorralada y me sentía impotente, llena de rabia, me odiaba por portar este don, deseaba poder ver a Dioniso como lo hizo Midas y pedirle que me lo quitara.

Mis dedos empezaron a hormiguear y los miré, las chispas no demoraron en aparecer, arremolinaron en mis manos como fuego. Las odiaba, me odiaba por ser la gemela poderosa.

— ¡Lys! —John llegó corriendo a mi lado y se arrojó al suelo junto a mí. Cogió mi rostro entre sus manos y me hizo mirarlo, estaba realmente asustado podía verlo en sus ojos— ¿Qué pasa hermosa? dime.

Sacudí mis manos para alejar las chispas y después las puse sobre las de él, tratando de calmar los sollozos.

— Ellos tienen a Lena —Fue lo único que pude decir antes de echarme a llorar otra vez. John me atrajo a su pecho y me apretó fuerte.

— Tranquila, te prometo que ella está bien. Ella no les interesa.

— Tienes razón, ellos me quieren a mí. Tengo que ir, sola, hasta...

— ¡No! —Me cortó tajante antes que terminara la oración— no vas a ir allí.

— No lo entiendes —me aparté y negué con la cabeza— ¡él dijo que si te acercabas la matarían!.

— ¡Hey, No enloquezcas! —Su voz había vuelto a tener ese tono dulce y calmante. Pegó su frente a la mía y respiró un par de veces tratando de reconfortarme— confía en mí, amor, por favor Lena es mi hermana, hay que pensar con cabeza fría. Ven levantémonos de aquí, vamos a dentro.

Dejé que John me ayudará a levantar y me alzó en sus brazos, esta vez no protesté solo enterré mi cara en su cuello. Me llevó hasta adentro y me sentó en la cama. Se puso en cuclillas frente a mí enlazando nuestras manos y sosteniendo su mirada en la mía.

— Yo voy a arreglar todo esto, pero prométeme que no te expondrás. Lys, si te pasa algo yo no lo soportaría, preferiría estar muerto a no tenerte. Prométemelo, vas a hacer lo que yo te diga.

Cerré mis ojos y pronuncié las palabras sabiendo lo que implicaba decirlas.

— Lo prometo.

Se levantó, cogió su celular, y después de marcar un número se lo llevó al oído.

— Kyle, Tienen a Helena.

TOUCHDonde viven las historias. Descúbrelo ahora