Brigham se había despedido de Clarice y Caroline que decidieron irse esa mañana del treinta de diciembre, para después volver al día siguiente y festejar el año nuevo junto con los Collins. Llevaba noches sin poder dormir a gusto, sabiendo perfectamente lo que su hermano hacia, todo lo que arriesgaba por ver a un simple pueblerino. Le costaba pensar que Wellington tiraría todo con tal de estar al lado del señor Bell, y para él, ese hombre no valía la pena.
Quiso hablar varias veces con Wellington, sin embargo él siempre se ponía a la defensiva cada vez que le preguntaba algo, cualquier cosa sobre Bell. Quería ayudarlo a recapacitar, quitarle ese absurdo amorío que tenía, parecía sordo ante las palabras o el apoyo que constantemente le profesaba; supo que su hermano era una persona muy difícil cuando estaba cegada por el “amor”.
Brigham no creía que ese fuera amor de verdad, tal vez sólo vivía en un encaprichamiento tras no tener a nadie más a su lado, quizá sea por el hecho de la presión que sus padres ejercían contra él. Y no podía evitar arrugar el rostro con molestia cada vez que Wellington tocaba aquella melodía en el piano, cuando tenía la oportunidad lo hacia. Por momentos lo veía, su mirada se perdía en la ventana con una leve sonrisa, y sabía lo que pensaba, la dulzura con la que tocaba las teclas decía claramente lo que escondía y nadie parecía ver.
Continuamente se sentía angustiado por ser el único que sabía la verdad, veía a sus padres sonriendo ilusionados por las cortas charlas de Wellington y Caroline, durante su estadía. No eran capaces de ver las evidentes expresiones de Wellington cuando hablaba con Brown, su claro descontento que disimulaba debajo de una rígida sonrisa.
Era como si le hubieran quitado una venda de los ojos cuando leyó esa carta, ahora podía ver a su verdadero hermano, lo poco que sabía disimular cuando el apellido Bell era nombrado. Sus ojos adquirían un brillo peculiar, la sonrisa de medio lado se dibujaba en sus labios inconscientemente y sus ojos miraban cualquier punto fijo como si recordara algo; apretaba la boca tocándola con la yema de los dedos.
Y Brigham tuvo que cambiar de tema al instante, el aire se sentía tenso. Podía sonar algo hipócrita, él leía relatos homosexuales de libros o revistas clandestinas pero... Era muy difícil ver a su hermano de esa manera, algo inaceptable para él, ya que lo narrado en esas hojas eran de personas ajenas, que no le importaba lo que les pasase. En cambio, Wellington era su familia, su hermano mayor, el ejemplo de todos, y lastimosamente se veía envuelto en un romance escandaloso.
Creía que Wellington necesitaba contraer matrimonio con urgencia, esa era lo única forma para que todo siguiera normal y olvidará a Allen Bell. Ese hombre podría arruinar a su familia completamente, él muy poco podría importarle su reputación o lo que la gente pensara, pero, estaba en juego hasta la vida de Wellington. Jamás permitiría que su hermano fuera preso por alguien que no vale la pena.
¿Wellington sería capaz de morir por ese hombre? Incluso su salud mental estaba en peligro, jamás lo había visto tan metido en una relación como ahora, por momentos parecía navegar en otro mundo, sonriendo a la nada.
—¿No... has encontrado lo que perdiste? —preguntó Brigham mientras bebía de su té de la tarde.
—No —respondió Wellington exhalando el humo del tabaco por la nariz, rascando su entrecejo—. ¿Por qué? —añadió mirándolo curioso.
—No, por nada. Aunque, no entiendo exactamente lo que perdiste —Brigham bajó la mirada a su té, moviéndolo con la pequeña cuchara sin parar.
—La cadena que me había dado la señorita Brown —contestó Collins apretando los labios sobre la pipa, ahuecando las mejillas para inhalar con fuerza. Sus pies de movían de arriba abajo, el golpe de sus zapatos era amortiguado por la alfombra.
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Wellington. [LGBT]
RomanceWellington Collins de cuarenta años, jamás contrajo matrimonio y el amor le parecía tonto. Todo gracias a una decepción amorosa en el pasado que marco profundamente su vida. Hasta que un día conoce a Allen Bell, un joven de veintiséis años de clase...