Un par de años después
—Mierda —grito sin aliento y sin dejar de moverme contra él— No deberíamos tener sexo. Soy una pésima dama de honor.
Los labios de James se ciernen sobre los míos mordiéndolos abruptamente como si recordar que estábamos haciéndolo en la limusina de la boda de Molly y Charlie y a solo unos metros de la gran fiesta, lo pusiera más duro. Su cadera se mueve hacia arriba empujando más profundo dentro de mí y grito cuando siendo el orgasmo formándose y explotar, estremeciéndome contra él.
—Te amo —susurra sobre mis labios sin dejar de besarme mientras se mueve para obtener su propio placer.
Algo a lo que aún no me había acostumbrado es a escucharlo decir esas dos palabras. Le pedía que las dijera una y otra vez cuando despertábamos en la misma cama. Si, el departamento ahora era nuestro. Seth se mudó con su novia y lo agradecía muchísimo, era algo extraño de explicar a los demás que vivía con mi ex novio y con mi actual, todos en la misma casa. Deshacernos de Bárbara y Connor era algo más difícil pero nos daba igual y disfrutábamos de andar desnudos por la casa cuando ellos no estaban. No dire que no tuvimos que correr a escondernos algunas veces cuando nos atrapaban haciéndolo en el sofá como salvajes, aunque en mi defensa, habíamos pasado demasiado tiempo separados y teníamos una rutina de sexo a la que estaba acostumbrada. Necesitábamos recuperar ese tiempo perdido. Y ellos comenzaron a mandar mensajes antes de aparecerse por la casa.
—¿No es una locura que se casaran? —pregunto mientras me coloco mi vestido de dama de honor. No era quien para juzgar a Molly pero jamás pensé que Charlie sería una opción en su vida amorosa ¿Una boda? Aún menos.
—En realidad no —él se encoge de hombros y sube su bragueta apartando la tentación de mis ojos, necesitábamos regresar a la fiesta o acabaríamos haciéndolo otra vez— Los atrapé besándose en una fiesta. Mucho antes de Nolan.
Lo miro sorprendía y mis ojos se abren demasiado, él solo se ríe y me besa.
—Nunca me lo dijo ¡Y la desgraciada se enojo porque le oculté lo nuestro! —protesto furiosa — No puedo creer que tu lo sepas y yo no, para mi él siempre fue un tonto y ambas juramos odiarlo por la eternidad.
—También juraste odiarme y mírate ahora —sus ojos bajan por mi cuerpo saboreándome— Tan desesperada por un pedazo de mi que me arrastraste a este auto para aprovecharte.
—¿Aprovecharme? —elevo una ceja— ¿Y tú te resististe demasiado, no?
Se ríe y tira de mi colocándome a horcajadas sobre su regazo. Si seguíamos así no regresaríamos a la fiesta jamás.
—James —protesto pero mi cuerpo pide otra cosa y me muevo involuntariamente frotándome contra el bulto que se estaba formando en su pantalón de vestir— Tengo que ir a esa cosa del ramo.
—¿Y quieres? —muerde mi labio inferior callando la pregunta no formulada. Me aparto de él un instante para observarlo con detenimiento, los brazos colgados al rededor de su cuello marcado por un chupeton que no pude evitar hacer. Marcarlo como mío. Solo mío.
—¿Me ves de blanco y caminando hacia la forma más arcaica de esclavitud? —me rio pero él no— ¿James?
—Solo pensaba —intenta tranquilizarme pero sus manos caen a los lados, soltando su agarre en mi cadera.
—No creí que a ti...—sacudo mi cabeza— Nunca pensé que esto sería lo tuyo.
—No tiene que ser así tal cual —frunzo la frente confundida— Podríamos escaparnos. Quizás Las Vegas, tu en un vestido corto y sexy color rosa y tal vez un Elvis algo alcoholizado.
—Mi madre me mataría —no puedo creer que lo esté pensando siquiera— Y tu mamá también.
—Y eso en verdad te preocupa mucho ¿No? —la comisura de su boca se eleva. Él realmente me conocía, odiaba las formalidades y si mi madre descubría esto, aunque sea sólo una idea descabellada, haría una gran fiesta y cosas raras de las que no quería ser parte.
—¿En verdad quieres casarte James? ¿Conmigo?
—No sería diferente de lo que hacemos ahora. Dormir juntos, vivir juntos, hacer planes juntos y no hablo de una ceremonia estupida y rara. Seremos solo tú y yo. Entraremos juntos, le diremos que si a Elvis y pondremos anillos baratos en nuestros dedos y luego soportaremos la ira de tu mamá y la mía por escaparnos y casarnos.
—Dios —suspiro, mi sonrisa formándose— Bien. Hagámoslo. Casémonos.
—¿Lo dices de verdad? —asiento.
—Pero quiero un anillo. Uno bonito.
—Lo tendrás —promete sellándolo con un beso.
—Te amo tanto James Whitehouse.
—Y yo a ti, Julie Andrews.
—No cambiare mi apellido —protesto, solo obteniendo una carcajada de su parte— Y quiero una luna de miel llena de sexo.
—Lo que mi esposa quiera —me llena de besos sobre mi cuello, haciéndome cosquillas.
—Prometida. No cantes victoria, todavía tengo tiempo de huir.
—No lo harás —acaricia mi dedo anular todavía vacío y luego me mira a los ojos con la sonrisa más grande del mundo— Estás loca por mi.
—Tienes un concepto de ti mismo demasiado elevado Whitehouse —me burlo pero sabe que tiene razón— Molly me va a matar por huir de su fiesta.
—¿Entonces lo hacemos? —niega con la cabeza como si tampoco lo pudiera creer— Ahora mismo.
—Ahora mismo —prometo y sello otra vez la promesa con un beso.
Para siempre.
Fin.
Nota:
Si llegaron hasta este punto, solo quiero decir gracias!

ESTÁS LEYENDO
Antes que te vayas
JugendliteraturDespués de romper con su novio, su amiga intenta que Julie vuelva a creer en el amor y la arrastra a una cita doble con el chico del que una vez estuvo enamorada. La vida es confusa y mucho más en tu último año de secundaria, o cuando tus amigas ti...