—Es bonita —la voz de Barbara me despabila de mis pensamientos— Tu pulsera, digo.—Oh —aclaro mi mente. Levanto mi mano para observarla y se la muestro— Me la obsequió James ayer.
No había problema con que se lo dijera, si Molly preguntaba le diría que fue un regalo de cumpleaños de mi abuela que no use.
—Lo se —afirma, dejándome sorprendida— Te la compro por navidad. Pensé que ya te la había dado, supongo que no lo hizo dado que desapareciste.
No puedo evitar poner lo ojos en blanco, y ella aún seguía con ese tema. Todavía no sabía si le molestaba como había apartado a James o el hecho de que tampoco le había escrito a ella.
—No desaparecí —me defiendo— Bien, tengo que ir a clases, si Molly pregunta...
—Le dire que estás haciendo horas extras y no besándote con James en la biblioteca —suspira molesta y no puedo evitar darle una sonrisa de tonta enamorada.
James había sido tan dulce ayer. Cuando nos recostamos acurrucados para dormir, él se había levantado todo apresurado y aún desnudo para hurgar entre sus cajones.
—Se que lo puse aquí —dijo mientras le daba un buen vistazo a su culo.
Dios, que cosa hermosa. Y todavía faltaba que se girara y me dejara verlo de frente.
Amaba que no le importara ir desnudo por la habitación. Yo solo me sentía cómoda mientras lo hacíamos, luego de que pasara esa ola de excitación moría de vergüenza si me veía las tetas.
—¡Aquí está! —exclama contento y por fin me deja verlo de frente. Si, estaba casi empalmado. Me saboreo los labios inconscientemente— ¡Ey, mis ojos están aquí arriba!
—Lo siento —le digo escondiéndome entre la manta. Se sube a la cama y finalmente me descubro el rostro, dejando las sábanas sólo cubrir mi pecho—¿Qué es eso?
Tenía una caja blanca y elegante entre sus manos ¿Era una joya?
—Pensé que no nos daríamos nada pero ya que tú me diste el mejor regalo de mi vida —sonríe con perversion y mis mejillas se vuelven rojas otra vez. Me entrega el obsequio— Compre esto hace un tiempo y no pude dártelo.
—¡Sabía que te había gustado tener a todo el coro cantándote en el entrenamiento! —me burlo y tomo la caja.
—Ahora que me lo recuerdas... —me arrebata la caja.
—¡Ey! —me quejo— Hace dos segundos dijiste que te había dado el mejor regalo de tu vida.
—Si, pero no me refería al de la humillación pública.
—No fue para tanto —le quito la caja otra vez— Solo intentaba dejar en claro mi punto.
—Si, que soy tuyo y de nadie más —se cruza de brazos.
—Si lo dices así... —me encojo de hombros— Yo no soy quien para negarlo.
—Vamos, ábrela —insiste y su enojo por la broma se esfuma de su rostro.
Tomo la caja y la abro con cuidado. Una pulsera con varios dijes aparece dentro. Lo miro otra vez confundida.
—James...—me quedo sin palabras
—¿No te gusta? —dice apenado y tomo su mano, entrelazando nuestros dedos.
—Me encanta solo que...esto debió ser carísimo, yo no te di nada tan caro y...
—¿Y qué? Me gusto y lo compre —se encoge de hombros— Además necesitaba compensar el regalo ridículo que te di en tu cumpleaños.
—¿Ridículo? —frunzo en ceño— James, ame tu regalo.
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Antes que te vayas
Teen FictionDespués de romper con su novio, su amiga intenta que Julie vuelva a creer en el amor y la arrastra a una cita doble con el chico del que una vez estuvo enamorada. La vida es confusa y mucho más en tu último año de secundaria, o cuando tus amigas ti...