La mañana del lunes me desperté más tarde de lo habitual, no había conseguido dormir nada, ni siquiera el día de campo en casa de mi abuela había ayudado a agotarme lo suficiente para caer desplomada en la cama. De modo que hoy tendría que hacer lo que generalmente hago en 30-40 minutos, en 10, así que podía olvidarme de desayunar.
–¡Ya estoy! –le grito a mi papá bajando la escalera lo más rápido que puedo para que no se vayan sin mi. Y si, eran capaces de hacerlo.
Papá y Michelle estaban esperándome en la puerta, cada uno con su ropa prolija y sin ojeras en sus ojos. Los odiaba.
–Ten –dice mi hermana menor y me entrega una taza de café. Ella nunca tenía esos gestos conmigo así que sospecho de que le haya puesto veneno pero necesito demasiado ese café así que hoy me importaría morir menos de lo usual.
–Gracias –digo algo agitada y tomo mi café. Ella me da una mirada de evaluación y resisto de levantar mis cejas en una pregunta silenciosa sobre qué mierda estaba viendo.
– Por cierto, te ves horrible –extiende su mano para tocar mi cabello– ¿Qué te hiciste en el cabello? Esta todo vaporoso.
–Gracias, Michelle –repito y fuerzo mi sonrisa– Si no hubieras hecho esa maravillosa y necesaria aclaración no me habría dado cuenta ¿Puedes agregarlo a los comentarios que nunca te pedi y metértelo por donde te quepa? De preferencia donde no te da la luz.
–Y parece que tampoco te despertaste con buen humor. Que pena –me sonríe y sale por la puerta principal.
–La odio –miro hacia mi papá pero él solo se encoge de hombros.
–Digamos que vas un poco despeinada para ir a la escuela, Julie.
–Lo lamento tanto papá –digo con una falsa aflicción– Debieron haberse dado cuenta de darme en adopción antes de darme el apellido. Ojalá alguien les hubiera avisado que me tendrían a mi de hija, pero por suerte les dieron a Michelle, dios siempre nos quita y no da ¿No papá?
–Toma tu café –sugiere y sale por la puerta ignorándome.
La hora de filosofía fue mi favorita, me senté con Natalie y sus amigas, hablamos de la obra y de que yo le había dicho a Connor que participaría. Después me preguntaron por la fiesta luego del partido y pretendí que me había divertido sin dejar que el recuerdo me afecte.
Connor se sentó a dos sillas atrás y me lanzo un par de miradas durante la clase, hasta que su mensaje sonó en mi teléfono.
Los lunes empezarían a ser mis días favoritos, solo porque podía pasarlos lejos de todos y no tenía que esforzarme por darle muchas explicaciones a Molly, la obra de teatro cubría mayormente mi mentira.
–Hoy hay hamburguesas en el menú –susurra sobre mi oído como si fuese una propuesta indecente. Su aire cálido roza la piel desnuda de mi nuca erizando mi piel. No puedo más que reírme a pesar de que lo odiaba y también para ocultar la reacción que había producido su cercanía.
Me giro para verlo. James parecía tener un buen día hoy, se veía feliz y me molestaba en parte porque yo había pasado todo el fin de semana sintiéndome como la mierda. Y él, se paraba delante de mí y me miraba con sus ojos verdes como si el viernes no hubiera estado a punto de besarme y luego dejarme plantada en el césped. Maldito hipócrita. Maldito pedazo de mierda.
–Molly lo sabría –le digo pretendiendo estar preocupada pero solo disfrutaba de seguir con nuestra broma privada. No iba a dejar que me viera afectada, si él quería fingir, yo sería la mejor haciendolo.
–Confiaba en que encontrarías algún lugar donde escondernos a comer –me guiña el ojo y yo lo miro confundida ¿Intentaba decime otra cosa? No, eso era imposible. Tenía que dejar de imaginar cosas.
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Antes que te vayas
Ficção AdolescenteDespués de romper con su novio, su amiga intenta que Julie vuelva a creer en el amor y la arrastra a una cita doble con el chico del que una vez estuvo enamorada. La vida es confusa y mucho más en tu último año de secundaria, o cuando tus amigas ti...