19. Las amigas guardan secretos y no preguntan porqué

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Presente
Julie

Lo genial de mi amistad con Barbara consistía en el no hacer preguntas que por lo general yo no quería responder. Con Molly era diferente, me conocía desde hace tiempo y sabía cuando mentía además de que no iba a parar hasta saber la verdad de un asunto. Por eso no le pedí que me acompañara a casa, tampoco podía molestar a mis papas, eso siempre estaba descartado de las opciones. En este punto mientras caminaba a mi casa con Barb conduciendo un auto de juguete, extrañaba aún más a Seth. Él me habría pasado a buscar sin poner una sola queja y me abría dejado conducir el auto de regreso a casa solo porque eso calmaría mis nervios. Aunque la verdad de todo era que si Seth estuviera aquí, no habría ido a la fiesta porque lo habría considerado absurdo, quizás hubiera hecho una aparición en apoyo de Molly y luego nos habríamos ido. Seth siempre tenía planificado algo, un lugar al que ir juntos, amigos a los que saludar, almuerzos con sus padres, cena con los míos. Él siempre planificaba algo, yo nunca le decía que no.

Barb me hacía recordar a Seth en algún punto, ella podría estar para mi sin preguntar porque la necesitaba, justo como ahora donde íbamos por la calle, ella en su auto de juguete robado y yo tambaleándome sobre mis zapatos con plataformas sin que ella mencionara que me había ido a buscar al baño de la casa de James y había sido totalmente consciente de mis ojos rojos y mi cara hinchada por haber llorado.

–No puedo creer que hayas llegado a la fiesta con ese auto de juguete robado –me burlo– Tardaremos más que ir a pie.

–Técnicamente es el único auto que me dejan conducir –encoge sus hombros.

–¿No debería morirse la batería ya?

–Si, ya lo hizo pero James lo modifico para mi –me explica y su solo nombre borra la sonrisa de mi rostro– Ahora funciona como un karting pero como James considera que soy un peligro también en un auto de juguete, bloqueo las velocidades y dejo solo una.

No puedo evitar reírme ante esto último, Bárbara era la persona más increíble del mundo y James tenía razón, no se podía confiar en ella ni siquiera en un auto de juguete.

–Podrías haberle pedido que te lleve a tu casa ¿Lo sabes, no?

–¿A quién? –me hago la desentendida y evito mirarla.

–James habría saltado en su auto a los dos segundos de que se lo pidieras –lanza una risa seca como si a ella también le sorprendiera esto.

Bien, había mentido muy mal y ella se había dado cuenta de que yo estaba obsesionada con su primo como todas las chicas en la escuela.

—¿James haciendo algo porque se lo pido? —lanzo una carcajada solo para ocultar mi dolor— Creo que ya bebiste demasiado.

—Ríete si quieres pero ¿Por qué crees que te dijo que si para hacer la fiesta? —esboza una sonrisa maliciosa— Él jamás aceptaría que hagamos esto y mucho menos sabiendo que mi tía estuvo en medio. Solo lo hizo porque se lo pediste y habría corrido tras de ti si le pedías que te lleve a casa.

–Lo dudo –en este momento me importaba poco ser honesta sobre cómo me sentía, tal vez era la bebida o tal vez las lágrimas en el baño. No lo sé– Estaba muy ocupado con las manos de Tessa en su bragueta.

–Oh –dice pensativa– ¿Eso fue antes o después de que le hicieras una revisión de ortodoncia con tu lengua a Connor?

Revoleo los ojos. Puede que Barbara nunca dijera nada de nada pero era una gran observadora.

–No estaba haciendo...–me detengo cuando ella frunce sus cejas advirtiéndome que no iba a creer una sola de mis palabras– Tuve una mala noche ¿Ok?

Antes que te vayasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora