27. James, James

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Cuando alguien se mete tan profundo debajo de tu piel y no puedes escaparte de él, porque en verdad no quieres escapar, sin importar que la salida no exista y si la hay sabes que no será buena. Así me sentía con James.

James
Sector de los pecados en 10'

Ese fue el primer mensaje que recibí de James Whitehouse. Ni siquiera había dicho hola, en algún momento creí que él no tenia mi número. Ahora sabía que si lo hacía, solo que nunca antes había querido usarlo.

Número equivocado. Hoy no tengo ganas de ir al infierno. Adios

James
Es una pena porque tenía algo que adorarías

Un vibrador en forma de conejito?

James
Algo mejor, perv

No confío en las palabras de un hombre, menos en el sector bíblico, la última mujer que estuvo allí termino embarazada

James
Estaba pensando en empezar por el pecado de la gula aunque si estás tan apresurada podríamos ir directo al de la lujuria.

***

James estaba sentado en el suelo con la espalda recostada sobre el librero en la sección de libros religiosos de la biblioteca, y a su costado dos frappuccinos extra grandes.

—Espero que el mío sea el de Caramel —digo al ver los dos sabores, Caramel y calculo que el otro debía ser un mocha frappuccino.

—Tenía la idea de poder compartir aunque también está el pecado de la avaricia. Deberías tener cuidado ya que solo te queda incumplir cuatro y tienes un pasaje directo al infierno.

Le doy una sonrisa y me siento frente a él con las piernas cruzadas. Hoy necesitaba un poco de distancia sino tal vez él tendría razón en cruzar sobre el primer pecado capital.

—Que puedo decir, siempre me gusto el verano, no lo pasaría tan mal allí abajo —me rio y le doy un sorbo a mi frappuccino.

—Me gusta tu camiseta —señala las letras bordadas a un costado: "Allergic to idiots"— Supongo que va perfecta con tu personalidad.

James se veía diferente hoy, no era por su ropa, siempre se vestía igual, pantalones negros, remeras blancas o grises, pantalones azules, remeras negras. O su ropa deportiva repleta con los logos de la escuela, casi siempre usaba el buzo gris con letras azules que ponía "Instituto Saint Marshall".  Había una cierta chispa de alegría en él que era extraña de ver. No es como si siempre fuera malhumorado pero tampoco era como si riera todo el tiempo.

—¿Puedo probar del tuyo? —dejo mi frappuccino a un costado y James me da el suyo con una sonrisa dibujada en sus labios—¿Qué?

—Nada —responde sin dejar de sonreír o de observarme detenidamente.

Desvío la vista, trago lentamente la bebida —Es mejor el sabor que escogiste para ti —digo finalmente solo para molestarlo y porque su mirada sobre mi me ponía los pelos de punta.

—Puedes quedártela, no quiero otro incidente como con la hamburguesa —dice divertido.

—Idiota —le doy un golpecito con mi pierna sobre la suya que solo me hace dar cuenta de lo cerca que estábamos y de la nueva intimidad que compartíamos.

Antes que te vayasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora