Antes que te vayas

55. Deberias lamentarlo, lo deberias.

Enero, al año siguiente.

La directora me esperaba en su oficina, el chico de recepción me había ofrecido galletas de jengibre qué tal vez le habían sobrado de navidad, no estaba segura hasta que las probé y tenían un buen sabor.

—Julie, te estaba esperando —dice cuando entro— Siéntate.

Lucia nerviosa, supongo que el carácter de mi mamá la ponía así. No podía culparla.

—Quería hablarte sobre las medidas que tomamos con Nathaniel Brent —comienza y asiento con tranquilidad, sabía lo que me esperaba, no había otro motivo por el que me llamaría— Es nuestro...es mi deber mantenerte informada de cuál es la situación actual para que estés tranquila en la institución.

—Bien —me apresuro a responder, quería que lo soltara y ya me dejara en paz.

—Como sabes se había tomado la decisión de suspenderlo de los partidos del equipo.

— ¿Se había? —digo remarcando el tiempo pasado.

—Si —ella acomoda las hojas que tenía en su escritorio— El entrenador lo volverá a incorporar en una semana.

—¿Entonces ese fue el único castigo que tuvo? ¿Ahora ya puede volver a tener una vida normal? ¿También lo volverán a incorporar a mis clases o le darán mis horarios de almuerzo?

—No, claro que no. Eso no se vio modificado pero se tomó la decisión...dado tú situación...

—¿Y cuál es mi situación? —digo furiosa.

—Si no me equivoco tomaste la decisión de no hacer ninguna denuncia en su contra por lo que la escuela no está obligada a echarlo o...

—O quitarle sus beneficios —termino por ella— Mucho menos quitar a un gran jugador del equipo, que conveniente su castigo, ya que llegó a tiempo para los partidos importantes.

—No podemos hacer más Julie. Esto está fuera de nuestras manos...a menos que claro tú...

—Haga la denuncia —asiento. Odiaba tocar ese tema, había peleado con mi padre por ello. Él no entendía porque no quería hacer nada más. Molly tampoco. Creían que era fuerte pero no lo era, había hablado con el papá de Seth, él era abogado y me había explicado el proceso, no quería pasar por ello y además ¿Qué castigo tendría en verdad Nate? Ninguno, yo sufriría, me defenestrarían otra vez solo para que no ocurra nada, solo para que digan que no hay suficiente evidencia. No era fuerte, no podía soportar eso. Ni siquiera valía la pena. Solo quería pretender que nada había sucedido, no estaba herida, no había marcas en mi piel. Había sobrevivido y solo quería dejarlo ir. En meses terminaría el instituto y no tendría que volver a verlo. Nate ni siquiera se había animado a acercarse a mí y cuando compartíamos espacio solo bajaba la cabeza. Las personas que lo apoyaban eran mínimas, solo eran los de su equipo y algunos otros chicos más. Después de que todos votaran sobre que no debería asistir al viaje de fin de curso, las cosas habían cambiado.

—Hacemos lo que podemos Julie —responde ella con pesar— Lo lamento mucho.

Y eso era todo lo que obtenía de un lugar que había sido mi hogar tanto tiempo, de personas que conocía, que veía cuando iba al supermercado. Un estupido y vacío, lo lamento.