37. Besos en la escuela

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James

No hubo mensajes de fin de semana, solo me limité a limpiar el desastre que había quedo de la fiesta.

El lunes por la mañana me sentí más vivo que nunca. Hace tiempo que no me sentía así y me importó poco tener que detenerme a llevar a Harper a la escuela porque mi madre no podía. Ni siquiera discutí con ella o hice algún comentario que molestara a mi padrastro cuando entre a la cocina esta mañana. Creo que incluso les sorprendió verme alegre, pero ninguno dijo nada.

Molly estaba pegada a su casillero cuando llegue, Julie no estaba con ella y eso era lo único que me importaba.

—Ey —la saludo apoyándome en el casillero de Julie, solo para tener una excusa para saludarla cuando llegara.

—Ah...James —dice algo distraída mientras deja sus cosas en su casillero.

—¿Cómo resultó la recaudación de fondos? —pregunto sin interés alguno solo para ganar tiempo. Ella frunce el ceño, casi había olvidado que me había portado como un idiota con ella— Lo siento por la escena que hice en el auditorio, había tenido un mal día y siempre termino arruinándolo todo.

Estaba siendo sincero, y eso se daba poco últimamente.

—Ok, acepto tus disculpas si no vuelves a comportarte como un idiota.

—Por cierto, eres realmente buena bajo presión.

—¿Se supone que eso es un halago? —enarca las cejas y suspiro, claramente ella y Julie eran amigas— Nos fue bien, aunque Tessa se encarga del dinero, dijo que nos fue bien pero aún tienen que entregarme el balance para saber bien cuando falta para cubrir la fiesta y el viaje.

—Estoy seguro de que lo tendremos antes del receso de invierno —intento ser amable pese a que no era un fanático de las actividades de la escuela. Sabía que ella sí y Molly me agradaba. Odiaba haber sido un cretino con ella.

—Eso espero, la mayoría resuelven estas cosas un año antes, y siéndote honesta —cierra la puerta de su casillero y se apoya contra él agotada— No sopórtate otra fiesta, me pase todo el tiempo cuidando que nadie rompiera nada o que no tuvieran sexo en el baño.

Me rio y ella me da un golpe en el hombro.

—Encontré algunos condones en el patio cerca de los árboles —le cuento aún riéndome del recuerdo al tener que encargarme de deshacerme de todo eso sin que ni mi madre o Adrian el encargado de la limpieza lo viera— Supongo que a algunos les pone lo del contacto con la naturaleza.

—Por favor que asco —frunce su diminuta nariz riendo— No quiero volver a hacer una fiesta por un largo tiempo.

—Lo mismo digo —respondo y me distraigo cuando veo a Julie caminar por el pasillo con una pila de hojas en su brazo y una cara de poco sueño y de haberse olvidado de como era peinarse el cabello.

Las hojas se caen al suelo y ella lanza una maldición antes de agacharse a recogerlas, luego nos ve a los dos y suspira.

—Odio mi vida —dice cuando se levanta del suelo y camina hasta su casillero que yo estaba estorbando— ¿Te mueves?

Me hago a un lado, no hubo mensajes, hoy aparecía de mal humor y contestando como una perra y aún así no podía dejar de pensar en ella desnuda y con las piernas extendidas sobre mi cama. Me estaba volviendo un idiota, eso estaba claro.

—¿Por qué el mal humor? —Molly es quién pregunta, yo aún tengo ganas de conservar mi vida así que no me animo a hacerlo.

—Pase todo el domingo estudiando para el examen de matemáticas y solo fue una pérdida de tiempo porque ¿Adivina? No me salió bien ni uno solo de los ejercicios.

Antes que te vayasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora