Antes que te vayas

2. Dormirse en una cita

Lo siguiente que veo es a James sentado sobre el suelo con el comando entre sus manos viéndome como si yo fuese un extraterrestre. Tardo unos segundos en despabilarme, me habia quedado dormida en el sofá y no tenia idea de por cuanto tiempo había sido. Me apresuro a sentarme mejor y a estirar mi vestido lila que se había subido levemente sobre mi muslo.

–Te quedaste dormida –me informa como si yo no me pudiera dar cuenta de eso por mis propios medios, pero intento evitar poner mala cara– Molly no quiso despertarte.

Miro a mi alrededor. No veo a nadie ¿Donde mierda estaba Molly? ¿Por qué me había dejado sola con el imbecil? Como sea uno de sus estupidos planes iba a matarla.

Él se queda viéndome esperando a que hablara, a esta altura ya debía creer que era una estúpida. A decir verdad había cruzado pocas palabras con James todo este tiempo en el que nos volvimos más cercanos porque mi mejor amiga salia con su mejor amigo. Compartíamos mesa en los almuerzos de la escuela, tal vez me reía de algún chiste de sus amigos, pero por lo general pasaba más tiempo con Seth y si él no estaba, pasaba tiempo en el teléfono hablando con Seth. Era casi como si no estuviera ahí con ellos. No quería ser su amiga, no quería saber nada con James Whitehouse y tampoco Nolan me importaba.

–Tuve un mal día –respondo y él parece pensativo.

Soy consciente de que debía tener un aspecto horrible, me pase el día sudando y ahora esas gotas se habían secado en mi piel por el frío del aire acondicionado. Me limpio con mi mano la baba que se había secado en mis labios y disimuladamente peino mi cabello con mis dedos.

Él finalmente asiente, supongo que acabo por darse por vencido conmigo y se sienta al otro lado del sofá donde yo me había quedado dormida hasta hace un instante. Y como acto reflejo me muevo en mi lugar presionando mi espalda sobre el apoya-brazos sintiendo la cercanía que de pronto había entre los dos.

¿Cuando había sido la última vez que habíamos estado solos? Yo procuraba que eso no ocurriera nunca.

¿Estaba intentando hacer algo? La sola idea ponía mi cuerpo a temblar y entonces habla y marchita cualquier idea alocada.

—Nunca te vi en los partidos de la escuela.

Ni siquiera había sido una pregunta, tan solo una afirmación ¿No me hablaba nunca y esto era lo primero que tenia para decirme? ¿A caso esperaba que fuera parte de sus grupies y fuera a babosear sobre los jugadores de fútbol de la escuela? Antes prefería que un camión pasara por encima de mi.

—No soy una gran fan del deporte —o de ti, o de todos tus estúpidos amigos llenos de esteroides y presumidos.

No Julie, contrólate. Solo debes odiarlo en secreto. No demuestres que te afecta ni por un segundo.

—Nunca te vi tampoco en las fiestas —agrega.

—Supongo que tampoco soy una gran fan de las fiestas— ¿De qué iba todo esto? ¿y desde cuando le importaba mi círculo social a James?

Él se ríe y mira hacia la pantalla de la televisión donde aun se movía el avatar del juego como si estuviera recordando algo sumamente gracioso y no puede más que hacerme molestar.

Deseo golpearlo en su perfecta cara y quitarle lo presumido.

–Entonces ¿De qué eres fan Julie? –hace resonar con aspereza la letra J de mi nombre y mi estomago se retuerce.

–No lo se –respondo y mi voz suena más molesta de lo que había deseado. No por él sino por no saber que responderle.

Su risa es sarcástica, afirmando lo estúpida que había sonado. Sabia que me estaba burlando de él y de sus compañeros de equipo y disfrutaba verme humillada sin poder darle una respuesta.