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Julie
Al día siguiente

El pasillo de la escuela se sentía abrumador, los latidos de mi corazón podrían resonar tanto como mis botas sobre el suelo, mientras avanzaba a mi siguiente clase.

—¿Llevas puesto el suéter de Seth? —la voz cargada de preocupación de Molly me quita de mi estado de ensoñación.

No había conseguido dormir en toda la noche y había vomitado lo poco que comí.

El dolor de cabeza no había parado. Mamá creyó que lo mejor era acudir a un médico, pero me negué. La ambulancia llegó y estalle en llanto en cuanto quisieron tocarme. No se que sucedió después, solo tengo fragmentos que aparecen de pronto, el sonido de una voz o tal vez la mía repitiendo no.

—No lo se —le respondo mirando hacia lo que traía puesto, un jean holgado y un suéter grande color negro. Acerco mi nariz al cuello del suéter y el olor amaderado del perfume de Seth se impregna en mis fosas nasales, inmediatamente me siento más tranquila— Tal vez. Puede que se lo haya olvidado el otro día.

—Sobre eso —Molly toma asiento en la cafetería y yo la imito dejándome caer en la silla a su lado— ¿Por qué no me contaste que regresaste con Seth?

Mi mirada se dirige otra vez a ella luego de escudriñar todo el patio de comida localizando la mesa de los chicos al instante. Mi estómago se revuelve al verlo, sonríe junto a sus amigos, Malcom golpea su hombro por alguna cosa que dijo y todos ríen a continuación.

—Porque no lo hice —ella pone los ojos en blanco— Solo lo invité. Nada más paso.

Molly está por protestar pero la bandeja de comida de Bárbara provoca un estallido en la mesa cuando se para frente a nosotras.

—¿Estas bien? —la mirada que me da es pura preocupación y un escalofrío recorre mi columna vertebral como si me advirtiera que debía correr. Ya. Ahora.

—¿Por qué no lo estaría? —pretendo normalidad pero no puedo evitar que mi cuerpo tiemble. Mamá había insistido en hablar sobre lo que ocurrió pero no lo hice. Por más que quisiera no podía ponerlo en palabras. No sabía cómo.

¿No has oído nada?me observa alarmada y ya puedo esperar lo peor.

—¡Barbara! —Molly llama su atención molesta por la interrupción— Deja de ser misteriosa y cuenta el chisme.

Barbara resopla tomando el asiento frente a nosotras.

—Nate...—comienza y mi corazón se pone a mil, tanto que creo que podría salirse de mi— Esta diciendo que ustedes...

No puedo escuchar nada más. Mis manos tiemblan, mi pecho duele. Regreso a esa mesa, la mesa de los chicos, James no está allí pero Nolan acaba de llegar y saludar a los chicos con el puño.

—Oh por Dios Julie, él es un maldito idiota —escucho la voz de preocupación de mis amigas pero no se de cual. Solo veo rojo.

No se cuando es que mis pies se mueven pero lo hacen. No veo más allá de él. Él no podía sonreír mientras yo me moría de dolor. No podía hablar si yo había gritado sin ser escuchada.

Fui débil. Deje que...

No.

—Woah creo que alguien viene por otra ronda —uno de ellos habla pero solo puedo ver a Nate y su sonrisa. Quería romperlo, no lento sino brutalmente.

—¡Retráctate! —prácticamente grito, aunque no lo se. Nada era claro en este momento.

Él ríe, sus amigos también ¿Por qué no lo harían? ¿Por qué acaso les importaría?

Antes que te vayasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora