Él abrió la puerta de la cabaña para mi, la cerró detrás y puso el pestillo. Nos quedamos viéndonos unos segundos, conscientes de todo lo que había sucedido afuera y de lo que iba a suceder ahora.
Me quite mi suéter enorme y abrigado, lo dejé en el suelo y continué con mi camiseta negra pegada por el sudor a mi piel. También fue al suelo dejándome solo con mi sosten de triángulo con pequeños trozos de encaje negro. Su mirada seguía cada uno de mis movimientos pero aún permanecía frente a mi, inmovilizado. Mis manos sobre mi espalda y tiro de los ganchitos que ajustaban mi sostén y éste cae al suelo dejándome expuesta a su mirada devoradora. Lo deseaba y él a mi.
—Quítate la ropa James —le ordeno y él parece haberse dado cuenta de lo quieto que estaba, perdido observándome mientras me desnudaba.
Él obedece, quitándose lentamente su abrigo, luego su camiseta, hasta quedar con su torso desnudo. Me apresuro a deshacerme de mis pantalones a la par que él. Nos quedamos en lo que quedaba de nuestra ropa interior y doy un paso hasta él, encontrándonos en el medio, mis manos sobre su pecho, me elevó sobre mis talones para besarlo, primero en su barbilla, luego en la comisura de sus labios hasta que él lanza un resoplido y me rio. Finalmente lo beso.
James pone sus manos sobre mi cintura y me balancea dando pequeñas zancadas hasta su cama, pero no me tiende en ella. Nos quedamos allí, parados, besándonos como si nuestra vida dependiera de ello, como si quisiéramos alargar el momento en forma indefinida.
Yo soy la que toma coraje y rompe el beso. Le doy un empujón y James cae sentado sobre su colchón. Rodea mi cadera atrayéndome hacia él, haciendo un hueco entre sus piernas para que encaje perfectamente. Sus labios bajan desde mi pecho dando pequeños besos hasta mi ombligo. Lo aparto y vuelvo a besarlo.
Me coloco de rodillas frente a él con sus piernas abiertas. James me mira confundido. Beso su torso, hago todo un recorrido de placer sobre él como si fue una obra a la que adorar y tal vez lo era, aunque solo para mi. Mi obra, extraña y complicada. Solo mía.
—No tienes que hacerlo —habla al momento en el que intento quitarle los bóxers. Lo ignoro y los bajo hasta sus pies, su semiereccion me recibe al hacerlo.
Me elevo un poco, aún sobre mis rodillas, apoyando mis manos sobre sus muslos para quedar a la misma distancia.
—No me trates como si fuese de cristal —replico— Por favor, no lo hagas James.
Él me observa pensativo, tomándose un momento y finalmente ausente.
—Bien —refunfuña, pero acepta. Se estira y toma una almohada de su cama, poniéndola en el suelo delante de él— Para que no te lastimes.
No puedo evitar reír mientras le hago caso y coloco la almohada debajo de mis rodillas. Iba a amarlo, no dudaba de ello. Acabaría por amar a James mucho antes de lo que había imaginado.
Lo beso, solo porque necesitaba sentirlo otra vez y dejo caer una de mis manos en la longuitud entre sus piernas, acariciandolo con delicadeza mientras esta se endurece. Él acaricia mi espalda con su mano libre hasta llegar a mis nalgas y les da un apretón que me pone a mil. Entonces lo hago, lo sostengo con mi mano desde el tronco mientras pongo su punta sobre mis labios y lo saboreo como a un cono helado. Su mano tampoco se queda quieta y acaricia mi parte baja hasta que ya no puede controlarse por mis movimientos, primero rápidos y luego lentos jugando a torturarlo cuando llega al límite. Me gustaba eso, me gustaba levantar mi cabeza y ver sus ojos en blanco, sus labios levemente abiertos, dejando escapar sonidos guturales envuelto en placer, en algo que yo provocaba en él.
—Ju-liee —exclama mi nombre casi sin aliento y luego sostiene mi rostro entre sus manos— Si sigues así no tendré resto.
Me rio complacida con sus palabras. Me levanto y él hace lugar en la cama para mi mientras rebusca en su mesa de luz un condon.
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Antes que te vayas
Novela JuvenilDespués de romper con su novio, su amiga intenta que Julie vuelva a creer en el amor y la arrastra a una cita doble con el chico del que una vez estuvo enamorada. La vida es confusa y mucho más en tu último año de secundaria, o cuando tus amigas ti...