33. Julie, Julie

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James
Presente

El lunes Cornwall amaneció bajo un aguacero, recordando que el otoño había empezado y que la vida era una mierda.

—Buen día —la voz de Harper interrumpe el silencio de mi habitación. A veces odiaba su voz, era como si intentara poner felicidad en mi oscuridad. Odiaba que lo intentara una y otra vez.

Ella mira a mi alrededor supongo que preguntándose cuando sería el día que limpiaría mi mierda. A decir verdad, casi siempre lo mantenía medianamente decente pero estos últimos días todo había sido un caos.

—¿Qué quieres? —digo molesto mientras meto mis libros en el bolso.

—Mamá dijo que me llevarías a la escuela hoy. Solo vine a ver si ya habías despertado —se apoya sobre la mesada y comienza a tocar mis discos de vinilo.

—No toques eso Harper, lo romperás —la regaño, siempre se metía en mis cosas pese a que tenía prohibido entrar aquí.

—No lo haré —me reprocha— No soy una niña.

—Cuando tocas mis cosas sin permiso pareciera que lo eres —camino hacia ella con el bolso en la mano y le doy un empujón con la mano para que salga y acomodo los discos que había tocado— Vamos, no me hagas perder tiempo.

Era una mentira, no quería ir a la escuela hoy, tampoco era como si necesitara poner una excusa para pedirle permiso a mi madre. Ella simplemente no habría dicho nada, había una clara línea entre nosotros que ella había decidido dejar de cruzar.

Julie me evito en todo el día, no me miro ni una sola vez, en cambio yo me sorprendí de lo hipnotizado que estaba con cada uno de sus movimientos. En filosofía volvió a ocupar su lugar con Natalie, su compañera de teatro y en el almuerzo prefirió pasar su tiempo en el patio junto al idiota de Connor y al grupo de teatro.

—Es que no entiendo porque tiene que sentarse todos los días junto a ellos, casi no pasamos tiempo juntas desde que todo es "el club de teatro esto" "el club de teatro lo otro" —Molly parlotea en la mesa junto a Barbara mientras yo intento distraerme con mi comida. No pude tragar nada, hace días que había perdido el apetito.

—No le veo lo malo, además dijo que ayudaría para la recolecta de fondos —agrega Barb y luego dirige su mirada juzgadora hacia mi. No habíamos hablado después de su mensaje la otra noche aunque supuse que Julie le había dicho todo sobre nosotros o lo que sea que haya sido esto.

—Iré a hablar con ella, si cree que va a escaparse de hacer el trabajo duro para la colecta de fondos está equivocado —Molly se levanta estrepitosamente dejando su bandeja con casi toda su comida.

—¿Amor puedes no ser tan exagerada? —se queja Nolan y luego me da una mirada de súplica pero desiste ante mi falta de interés— Espera Molly.

Pero ella no le hace caso y se abalanza a paso apresurado hacia donde estaba Julie, Nolan la sigue detrás.

—¿Qué hiciste el fin de semana? —Barbara clava sus enormes y saltones ojos marrones sobre mi— Digo, además de acostarte con Tessa.

Resoplo dejando caer mi espalda contra el respaldo de la silla.

—No es tu maldito problema Barbara —empujo mi comida, no iba a poder tocar nada otra vez.

—Déjame adivinar —sonríe enojada— ¿Te lo pasaste encerrado fumando porros hasta perder la conciencia? Y ni siquiera lo niegues, tú madre llamo a la mía ¿Tienes idea de lo que estás haciéndole?

—¡Es una maldita exagerada como siempre! —elevo la voz olvidándome donde estábamos. Normalmente podía controlarme pero eran demasiadas cosas sucediendo—Y agradecería que tú también dejes de meterte. No es tu puto problema Barbara.

Antes que te vayasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora