Mi abuela llegó al día siguiente, mamá no dijo nada sobre haberle contado lo que sucedió pero ella nunca dejaba su casa en el bosque.
Desde que se habían retirado, ella y el abuelo decidieron vivir allí, tener una vida tranquila en medio de la nada e incluso una huerta y cosas así. Cuando el abuelo murió, mamá le dijo que se mudara más cerca de casa pero ella se negó, entonces, fin de semana por medio solemos quedarnos a dormir allí, lo cual detesto porque no tiene ni señal de teléfono y debes caminar kilómetros para encontrar civilización.
—¿Y qué opinas? —dice con su sonrisa llenando su rostro pálido. Mi abuela era muy linda para tener la edad que tenía e incluso con su cabello gris hasta los hombros seguía siendo bella.
—¿A qué te refieres abuela? —digo mientras me envuelto en mi bata de dormir, había sido otro día sin ir a clases y pese a que mamá quería que la acompañara a su charla, había decidido quedarme en casa, levantarme tarde, ignorar los mensajes de mis amigas y quedarme en pijama.
—¡Al auto! ¡Dios, Julie! —me regaña señalando el viejo Toyota del abuelo. Ella ya casi no lo usaba así que me sorprendió que haya conducido todo el camino hasta aquí con el— Es todo tuyo ahora.
Mis ojos se abren más y ella lanza una carcajada.
—Ya tienes edad para un auto y no entiendo como tú madre no te lo compro antes...no puedes ir por ahí usando transporte público y esas cosas, ya sabes lo que decía tu abuelo.
Me acordaba de las palabras del abuelo, "nunca se es totalmente independiente hasta que aprendes a manejar y tienes tu auto". Después agregaba, "es como en las relaciones Julie, nunca puedes meterte en una sin saber cómo salir de ella". Sabía a qué se refería, él no quería que mi vida se basara en un hombre, que siguiera sus sueños y no los míos, que me dedicada a esperarlo con la cena servida al punto de depender solo de él y que me quedara sin salida. Él quería que tenga mi auto de escape. Pero sabía que la abuela solo había usado su discurso como excusa, lo que ella quería decir era "y ahora no tendrás que subirte a un auto con un imbecil desgraciado". Eso no solucionaba mis problemas.
—¿Me darás el auto del abuelo? —pregunto.
—¿De verdad crees que conduje hasta aquí solo por placer? —se burla porque pese a que había aprendido a conducir, ella odiaba hacerlo, siempre decía "tú conduces y yo elijo la estación de radio". Mi abuelo nunca se quejó de ello, siempre le sonreía y dejaba que ella hiciera lo que deseaba. Incluso no se enfadó cuando ella vendió su auto y él tenía que llevarla al trabajo todos los días o pasarla a buscar.
—Gracias abuela —me esfuerzo por sonreír— No tenías por qué hacerlo.
—No es nada además ya pasó tu cumpleaños y no te regale nada.
—Pero si me regalaste unos aros de oro muy bonitos —le recuerdo.
—Tan bonito que ni los usas —se burla, sabía que no estaba enfadada por no usarlos.
Ella enreda nuestros brazos y me obliga a entrar a la casa, lo cual agradezco porque moría de frío.
—Ten —me entrega la llave del auto— Que no se me olvide sino no podrás ni conducir...¿Y bien? ¿Qué hay de ti, cariño? ¿Qué tal va la vida de una adulta, ya has hecho apuestas, bebido alcohol o comprado un arma?
Sus ojos verdosos brillan diciendo mucho más de lo que decían sus palabras y entonces lloro otra vez. Últimamente era un mar de lágrimas.
—Ya, ya —me consuela abrazándome con fuerza mientras sigo sollozando y empapando su abrigo— Sácalo todo, amor, qué hay que empezar a levantarse otra vez.
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Antes que te vayas
Ficção AdolescenteDespués de romper con su novio, su amiga intenta que Julie vuelva a creer en el amor y la arrastra a una cita doble con el chico del que una vez estuvo enamorada. La vida es confusa y mucho más en tu último año de secundaria, o cuando tus amigas ti...