59. Los secretos de James, las mentiras de Julie

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Febrero

Febrero llegó más rápido de lo que imaginaba. La nieve ya no cubría casi todo y aún así no alcanzaban las prendas para que dejara de tener frío. James se burlaba cada que podía por la cantidad de ropa que usaba en invierno. Al menos su cabaña era realmente calidad y dormir con él cada fin de semana era como dormir con un calefactor andante.

Barbara había sido la única que supo que James y yo estábamos juntos o lo que sea que fuera esto que teníamos. Habíamos llegado a un acuerdo, primero le pedí que no se lo dijera pero me confesó que ella sabía todo desde el día de mi cumpleaños y que él hablaría con ella para explicarle. Deje que lo hiciera y procure fingir que todo estaba bien cuando ambas estábamos juntas hasta que un día en las gradas, mientras la esperaba para que terminara de entrenar, sentí que por fin iba a decir algo. Barbara nunca preguntaba, nunca se metía en la vida de los demás pero con James, ella era diferente. En verdad creía que yo podría lastimarlo cuando yo sabía que James tenía todo para romperme el corazón.

—Le quiero, tanto como para desear usar la palabra con A —le dije en voz alta antes de que dijera nada. Ella me miró seria y asintió. Era la primera vez que lo decía, ni siquiera lo había hecho para mi o con James. Pero era la verdad, estaba comenzando a amar a James.

Harper también lo supo al cabo de unos días, e incluso nos pilló varias veces con la ropa fuera en medio de un polvo rápido, lo cual sucedía cada que nos veíamos. James la odio cada una de esas veces por dejarlo con un dolor de huevos inmenso solo porque yo no podía hacer oídos sordos al golpeteo de Harper sobre la puerta y seguir como si nada. Ella siempre traía algún juego de mesa o mirábamos una película hasta que tuviera que irse. Me contaba sobre su día en la escuela y yo le contaba sobre el mío, luego nos burlabamos de James y pese a que él siempre tenía un comentario tosco para su hermana, se que la amaba.

Había un pacto mudo entre ellos, y sabía que era sobre qué su mamá no podía enterarse de qué yo estaba allí. Cada vez que ella se iba y nos dejaba solos, James le recordaba que mantuviera la boca cerrada. Solo lo pregunté una vez, dijo que no era por mi y que simplemente no se hablaba con su madre y que no la quería husmeando en su vida. No se que ocurría entre James y su madre, pero él no la quería. No volví a preguntar. Y siempre que Harper la mencionaba se ponía tenso a mi lado y le pedía que se callara fastidiado con lo que sea que dijera.

Tenía todo permitido en casa de James porque así le llamaba, esta era su casa, la otra era de su madre y su padrastro, un mundo aparte, y a la que él nunca iba, al menos no cuando estaba conmigo. Me había entregado una llave la segunda vez que fui y él no había llegado a tiempo después del entrenamiento. Dijo que no iba a dejarme morir de frío pero sabía que lo que no quería era que su madre y yo nos cruzáramos. No dije nada pero me molestaba un poco. En verdad no me interesaba conocerla y hacer esas típicas cosas de novios, aún más después de haberlo arruinado tanto el día del partido. Él tampoco había ido a conocer a mi mamá, aunque ya la conocía pero no formalmente o con los nuevos acontecimientos. No quería volver esta relación lo que había sido con Seth, pero no podía evitar compararlas. Seth era todo formalidad y seriedad, James era hacer lo quisiera cuando quisiera y dar muy pocas respuestas al respecto. Si fuera Seth ya habría organizado una cena familiar para presentarnos a todos, el collar con su letra en mi cuello asfixiandome, pero con James no había nada de eso y era...extraño.

—Voy a volver a tomar las pastillas anticonceptivas. Necesito que me des dinero para comprarlas —le digo a mi mamá mientras le doy un sorbo a mi taza de café. Ella levanta la vista clavándola en mi y enarca las cejas— Estoy saliendo con James.

Parpadea ante la noticia. Lo cierto es que ya había hablado de eso con James y él se había ofrecido a pagarlas cuando se lo mencione, dijo que no había problema y cuando me opuse agregó que de todos modos eso salía de la farmacia donde trabajaba a veces, y que me dejara de poner a la defensiva.

Antes que te vayasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora