Capítulo 3

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El tiempo se detuvo, hasta la misma naturaleza quedó en un silencio expectante. Los rayos del sol resplandecían en el pequeño diamante en forma de lágrimas que adornaba aquella fina alianza.

¿Aquello era un sueño se preguntaba Refugio? no podía estar sucediendo eso, al menos no a ella. Habían pasado poco más de tres meses desde que se conocieron. Pero no podía negar la realidad y lo cierto era que Julián estaba frente a ella esperando la respuesta en silencio.

¿Podría negarse acaso? ¡¡¿ No merecía aunque sea un poquito de felicidad?

Y cuando el juez pensó que se había precipitado. y que un rotundo <No> saldría de los labios de Refugio....

— Si -esas sílabas apenas susurradas le devolvieron los latidos a su corazón que se había detenido por unos minutos.- SI, Julián acepto casarme contigo -Las lágrimas que recorrían sus mejillas fueron acompañadas por una sonrisa-

Le tocó el turno al juez de quedarse sin palabras, pero muy seguro sacó aquel anillo de su estuche y mientras lo deslizaba por el dedo anular de Refugio no podía dejar de contemplarla. Cuando la sortija quedó en su sitio sellaron aquel compromiso con un beso apasionado.

—Te amo, Refugio -aquella seria las primeras palabras de muchas-

— Yo... yo también te amo, Julián -porque iba a negar esos sentimientos-

No importaba si la pedida de matrimonio salía bien o mal. Julián había mandado a decorar la cabaña por entero: Pétalos de rosas, rosas y pequeñas velas por doquier. Para deleite de Refugio.

"La noche se hizo día, pero no se fue la luna

Se quedó a verlos, apoyada en el hombro del sol

Alúmbrales con fuerza, brilla todo el día

Y, cuando llegue la noche, yo sellaré su pasión"

Nuevamente aquella melodía de la noche anterior acompañaba el baile de la pareja que se contemplaban enamorados. El deseo corría por la piel de ambos...entre giros Julián la tomó en sus brazos para llevarla a la habitación.

Los nervios no se hicieron esperar en Refugio que abrazada a él intentaba tranquilizarse. Mucho, mucho tiempo había pasado desde que estuvo con un hombre.

La suave brisa movía las cortinas haciendo estremecer a la mujer, la luz de la Luna era la única que alumbraba aquella habitación.

Frente a frente se miraban en silencio... los dedos de Julián trazaron leves caricias desde el cuello hasta los brazos de Refugio aquellos dedos causaban estragos en su piel...

Un botón y luego otro, y otro se desprendían. Las manos de Refugio guiadas por las de Julián acariciaban el pecho masculino haciendo estremecer al hombre. Suavidad y dureza. Las manos de Julián recorrían la espalda femenina mientras la apretujaban contra si, Su labios devoraban los de ella en un beso hambriento.

Suavemente la recostó en la cama sin dejar de besarla mientras se posicionaba sobre ella y cuando la última vestimenta fue despojada ambas pieles se acariciaron en un sensual erotismo.

Un suave gemido escapó de los labios de Refugio cuando Julián la penetró, un poco de molestia al principio, pero luego un ligero movimiento de caderas por parte de él y la sensación se volvió extraordinaria para ambos.

Julián retenía su pasión porque quería que la experiencia fuera maravillosa para ambos, que Refugio se sintiera amada y deseada era la prioridad. Estar dentro de ella, esa unión tan íntima lo ponía al borde de la perdición. Refugio lo sentía tan arraigado en su interior llenándola por completo.

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