Capítulo 29

871 50 25
                                    

Si hubieran podido quedarse a pasar la noche en el hotel no lo habrían dudado, pero Alex aún necesitaba de su madre y viceversa porque Refugio no quería dejarla tanto tiempo sola. Y Julián la comprendía perfectamente porque si fuera por él cargaría con su hija a donde fueran. De todas maneras aprovecharían los momentos que pudieran tener a solas.

La casa estaba en silencio, Refugio fue la primera en ingresar y tras ella venía Julián sosteniendo los zapatos de su mujer que se los había quitado en el auto. Sin chaleco y con los dos primeros botones de la camisa desprendida ese era el estado de la vestimenta del juez. Su chaqueta aún seguía tapando a su esposa.

Chelito y Rebeca dormían en un colchón con Alex en medio suyo, ambas formando una barrera protegiendo a la bebé. Nacho y Roberto uno en cada sillón. Con tantas habitaciones de sobra, se dijo Refugio y ellos levantaban un campamento en la sala. Se acercó a Nacho y le dio un suave beso en la frente.

—Jefa -susurro abriendo lentamente los ojos-

Su mamá le sonrió mientras le hacía un gesto para que hablara en voz baja. Pero Alex decidió que era tiempo de llorar como presintiendo que su madre estaba en casa.

—La bebé- murmuró Chelito...para después de unos segundos hablar en una tonada más fuerte- LA BEBÉ

Y si con el llanto de Alex no fuera suficiente para despertarse, con ese grito terminaron por hacerlo. Rebeca se frotó los ojos y se percató que tanto su padre como Refugio habían regresado.

Chelito se apresuró en cargar a Alex y Julian rápidamente se acercó para tomarla en su brazos.

— Alex ha estado bastante molesta - comentó Nacho-

—Si, pero porque se rehusaba a agarrar el biberón -explicó Rebeca tras ver la cara de preocupación de los adultos- claro que al final después de tanto insistir lo hizo.

—No la cul... -empezó a decir el juez, pero la mano de su mujer sobre sus labios lo silencio-

—Ya me hago cargo de Alex, mi amor. -le dijo mientras tomaba a su hija y le devolvía la chaqueta a su esposo-

Alex se calmó en brazos de su madre. Y Refugio no pudo más que sonreír a su niña. Miró a los adolescentes y a los no adolescentes y sentenció.

—Es demasiado tarde para que se vayan, es mejor que se queden a dormir hay habitaciones de sobra con todo lo necesario. -les dio un beso a cada uno- Buenas Noches!

Los cinco la vieron irse con Alex acuesta.

—La reina ha hablado -Secundo el juez-

—¿Una noche movidita, papá? -cuestiono risueña Rebeca tras verle la facha-

—Buenas Noches - manifestó ignorando la pregunta-

Alex se removía en la cama bajo la atenta mirada de su madre que se estaba quitando el vestido para estar más cómoda. Su hija no lloraba, pero se notaba que estaba molesta. Tal vez porque había sido alejada brevemente de su progenitora. Ya con su bata puesta buscó una nueva muda de ropa para su hija y desplegó sobre la cama el cambiador. Le canturreo mientras la desvestía.

La fragancia del talco de bebé le dio la bienvenida a Julián cuando ingresó a la habitación. Alex ya estaba siendo alimentada. Sonrió al ver la imagen de su mujer y su hija, y su corazón saltó de dicha. Era un hombre afortunado.

—Nuestros hijos ya se están acomodando en las habitaciones. Rebeca y Chelito en una y Nacho y Roberto en otra. -aviso mientras comenzaba a desvestirse- ¿Has disfrutado la velada?

—Mucho. Aunque estaba muy nerviosa -admitió- pero la mayoría son agradables.

—Son personas como tú y yo, aunque se crean superiores. Me da gusto saber que a pesar de los inconvenientes- refiriéndose al altercado con Paola- hayamos podido disfrutar de una noche agradable.

Tiempo de AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora