Capítulo 67

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Con delicadeza tomó el cuerpo de Refugio en sus brazos mientras tranquilizaba a su hija.

—Mamá está bien, Alex. Solo se ha desmayado -explicaba dirigiéndose a la casa-

Nacho acababa de entrar y antes de que dijera algo, Julián le pidió que llamara al doctor.

Dejó a Refugio recostada en el sofá al cuidado de Alex, mientras iba por alcohol para hacerla reaccionar.

Refugió se movió al reaccionar, llevando una mano a su cabeza. Parpadeo para aclarar su vista. Alex estaba sobre sus pies llorando, Nacho y Julián a un lado.

— No te levantes -pidió el juez-

—Estoy bien, mi vida -calmó extendiendo su mano para que Alex la sostuviera-

—El doctor no tarda en venir -dijo Nacho-

—¿Qué sucedió, mi amor? -preguntó Julián preocupado. El semblante de Refugio estaba pálido-

— Vi...creí ver... -murmuró negando confundida– pero no es posible.

— ¿De qué hablas jefa?

Refugio miró a Julián y este entendió que no quería hablar frente a Alex. Asintió en comprensión.

El médico llegó al poco tiempo, sonrió a la niña que observaba atenta todo lo que hacía en torno a la paciente.

— Voy a encargarte algo muy importante... ¿Podrías traerle un vaso de agua a tu mamá para que pueda tomarse el medicamento? -pidió amablemente-

Alex asintió y corrió hacia la cocina a buscar el pedido.

— Tienes la tensión muy alta, Refugio. Necesito que descanses. De otra forma voy a tener que internarte -manifestó con seriedad-

—Descuide, Doctor. Vamos a hacer lo posible para que esté tranquila. -aseguró Julián-

— Ya saben, estoy a disposición por cualquier cosa que surja-se despidió entregándole a Julián las indicaciones a seguir-

Nacho acompañó al médico fuera. Alex caminaba hacia ellos con el vaso en mano.

—¿ Me acompañas a llevar a mamá a la habitación? -la niña asintió-

Antes de que Refugio se diera cuenta ya se encontraba en brazos de Julián. El juez la sintió llorar y se preocupó. Refugio estaba al borde del colapso y eso no era bueno.

Abocada a la tarea de ayudar a cuidar a su mamá, Alex dejó el vaso con agua sobre la mesa de luz, luego quitó los cobertores para que su padre depositara a su madre en la cama.

—Un baño con agua tibia te ayudaría a un más a relajarte -murmuró Julián dejando un beso sobre la frente de su esposa-

—Yo me quedo con mamá en lo que tú preparas el baño, papá -ofreció Alex-

— Gracias a los dos -dijo,Refugio emocionada-

—Pero antes, creo que mamá necesita comer algo. ¿Podrías pedirle a Nacho que le prepare algo ligero? -

Ambos sonrieron al ver como su hija se apresuraba a cumplir con el pedido.

—¿Qué sucedió, Refugio? estás pálida, mi amor - Inquirió Julián frotando sus manos en las suyas-

Fue recordar al hombre y los ojos de Refugio se llenaron de lágrimas. —Vi a Rómulo Ancira frente a la casa. Me llamó Cuquita -confió a su marido. Su voz se quebró y Julián la abrazó para tranquilizarla-

Eso puso en alerta al juez. A pesar de la custodia policial si Rómulo pudo burlarla no era algo bueno. Tenía que hablar con las personas que custodiaban la casa.

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