Capítulo 38

803 50 50
                                    

Refugio era un alma bondadosa, buena persona y con un gran corazón. En sus momentos más duros siempre hubo una mano amiga. Esta vez no podía ser distinto, no solo sus hijos y nueras estuvieron desde temprano en su casa, su amiga y hermana del alma también. Los mellizos se habían levantado sobre las 8 para preparar el desayuno.

En el jardín ya estaban todos reunidos esperando por Refugio que no tardó en bajar con Alex.

—Así que si se levanta de buen humor -Roberto la espero a los pies de la escalera, mientras observaba como su hermana hablaba con su madre-

—Lo hace siempre o bueno casi siempre, según lo que me habías comentado. -Alex escondió su cara en el cuello de su madre, pero estaba atenta a su hermano- ¿Has visto a tu papá?

—Pensé que bajaría contigo. ¿discutieron? -pregunto porque le extrañaba que su padre no estuviera-

—No. Quizás tuvo que ir muy temprano a los juzgados lo raro es que no haya avisado.

—¿Qué tanto hacen? ya tenemos hambre y Candela no ha querido que la siga ayudando. Buenos días - Rebeca se acercó a darle un beso a Refugio y otro a Alex-

—¿Tenemos?

Los mellizos la llevaron al jardín como respuesta a su pregunta. Y nuevamente Refugio se vio envuelta en un abrazo grupal, primero por parte de sus tres hijos y nieta, después por sus nueras y nieto, y por último Julieta con sus niños.

La idea era que Refugio se sintiera acompañada y arropada por sus seres queridos. En ese grupo solo faltaba Julián.

—Apolinar también quiso venir, pero tenía unos encargos. la abrazo nuevamente- eso es en nombre de él. Lamentamos mucho lo de tu madre.

Ambas amigas se encontraban en el cuarto de las niñas. Pablo se había dormido y en esos momentos descansaba en la cuna de Alex. Julieta observó unos segundos más al niño y cuando estuvo segura de que no se despertaría salieron de la habitación

—Me duele no haber podido tener más tiempo con ella. SI hubiera...

—Refugio, el si... ya no tiene cabida. Si le das tantas vueltas a eso no vas a tener paz. -seco sus lagrimas-

~~~~~~

Los pasillos de los juzgados eran claramente una cueva de chismes y desde días antes se venía rumoreando sobre el Juez Corona, y como en todo chisme algo de verdad había combinado con agregados que rayaban de los absurdo. La imagen tan intachable del juez, Julián A. Corona ahora se veía manchada por personas mal intencionadas.

Julián estrechó la mano de los jueces que lo acompañaron en el juicio contra Edmundo Chavero. Tanto Domínguez como Gutiérrez, nuevamente le recordaron que contaba con el apoyo de ambos. Los susodichos sabían  lo transparente que era Julián y que nunca haría nada fuera de la ley.

El juez estaba irritado y frustrado, le asqueaba los juegos sucios sobre todo si iban por senderos personales. Andrés cerró la puerta luego de que las visitas se fueran.

—Antes no he podido contestarte la pregunta -desanudo su corbata- Andrés, hemos trabajado juntos por años, me conoces. Entonces sabrás la respuesta.

—Así es, Señoría. -lo miró brevemente y respondió- NO

—Rotundo. Antes de conocer a Refugio mi vida giraba en torno a esto -señaló con su mano el edificio y la oficina- Me apasiona mi trabajo, pero si tuviera que elegir... preferiría empezar de nuevo antes de renunciar a mi esposa y todo lo bueno que ha traído a mi vida.

—Señoría, sabe que cuenta conmigo en todo. Y si, usted se va a de aquí no dude que lo seguiré.

—Gracias, Andrés. No creo que lleguemos a tanto. De momento tenemos vacaciones indeterminadas -bromeo ligeramente-

Tiempo de AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora