Capítulo 56

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"El tiempo pasa

los recuerdos vienen y van

somos lo que una vez fuimos

y sin saber lo que mañana será"

Refugio tomó la foto de Julián y la abrazo fuertemente contra su pecho, no pudo evitar que un sollozo escapara de sus labios, el grito de dolor de su alma. Sentía que estaba viviendo en una pesadilla, que en cualquier momento despertaria y veria a su marido junto a ella. Todavía no lograba comprender el momento en que su vida se había vuelto un caos.

Un mes exacto se cumplía ese día, un mes desde que la desgracia la había golpeado nuevamente. Andaba como alma en pena. Su antiguo cuarto en la vecindad era ahora su refugio, su lugar a donde huir para dar rienda suelta a su dolor. Desde que las autoridades fueron con la desagradable noticia, no pudo permanecer mucho tiempo en su casa, el hogar donde ella y Julián construyeron su historia. Las niñas eran las únicas que la sacaban de ese letargo, pero solo por un breve tiempo. En esos momentos que se encontraba a solas se permitía llorar por su amor perdido.

A su memoria venían los momentos hermosos que vivió junto a Julián. Ese año habían celebrado su décimo aniversario de bodas, diez años de dicha y felicidad. Pero en un parpadeo todo se había esfumado. Ella se negaba a aceptar lo que todos ya habían hecho, que Julián Corona ya no se encontraba en el mundo terrenal. ¿Por qué tenía que seguir sufriendo de esa forma?

*DOS MESES ANTES*

El taller de Martina había cambiado muchísimo en esos años, con ayuda de Nacho, la dueña aprobó el ingreso de nuevas maquinarias lo que produjo un crecimiento en los trabajos del taller.

El auto del Juez Corona ingresó y se detuvo a pocos metros de la entrada. Con camisa, sin corbata y saco, Julián salió del vehículo. Tres silbidos le sacaron una sonrisa. Alex y Esperanza corrieron a su encuentro con Chelito detrás. Su hija y su nieta vestían el overol, uniforme característico del taller. Nala también hizo su aparición.

Las niñas asiduas a relacionarse con Nacho y Chelito se habían ganado un lugar en el negocio,al igual que la perra, y de vez en cuando estaban ahí ayudando como en esos momentos. Eso sí siempre al cuidado de los mayores

— Princesas, necesito que paren de crecer -pidió emocionado abrazandolas. Nada quedaba de las infantes, ambas estaba camino a convertirse en señoritas. Nala también se llevo un saludo por parte del juez-

—No podemos, papá es el curso natural de la vida -Alex sonrió tras su respuesta

—Papá Julián ¿has traído el auto para un chequeo?

—Buenos Dias, Lic -saludo Chelito- ¿Nos deja su carrazo?

—Chelito. Si, necesito que lo revisen creo que está teniendo una falla. Lo necesito antes del fin de semana.

—En mejores manos ha venido a caer ¿Verdad, Niñas? Ni se preocupe mi Lic, que aquí nosotros le checamos -extendiendo su mano pidiendo la llave- Orale, chaparras a trabajar.

—No olvides, Papá Julián que por la prisa hay un recargo extraña -le recordó Esperanza siguiendo a Chelito-

—Puedes esperar a mamá en la oficina, o si quieres ir a su encuentro está en la vecindad regañando a mis hermanos -bufo y volteo los ojos- Son grandes, pero se comportan como niños chiquitos, y mamá siempre los tiene que regañar.

—Pues sí, como a ti y a Esperanza. -concordo Julián-

—Pero mi hermanos no tienen a un papá guapísimo que sale en nuestra defensa -su mirada pícara le recordaba a Refugio. Alex sabía cómo engatuzarlo-

Tiempo de AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora