Devolver el golpe era lo supuesto en casos así. Sin embargo, Julián no lo había hecho, luego de eso todo se detuvo. Edmundo no lo pensó dos veces y huyó a su casa...chocando en el camino a Julieta
Lucero lloraba a lágrima viva sujetando su barriga, los nervios jugaron una mala pasada a la muchacha embarazada, por consiguiente el hospital era el lugar al que iba en esos momentos.
Refugio se preguntaba una y mil veces en que se había equivocado tanto respecto a las crianza de sus hijos. O quizás, simplemente la sangre en ese caso podía más que los valores inculcados. Edmundo estaba siguiendo los pasos de su padre y temía que no cambiaría
Sentía a Nacho y Julián con ella, estaba a punto de entrar a su antiguo hogar en la vecindad.
—Jefa, yo...
—Voy a entrar sola. Necesito que los dos se queden aquí, ya no quiero otra escena como la de antes -miró con seriedad a su hijo y marido-
—Voy a entrar contigo. Terminemos con todo esto, Refugio -contradijo el juez, en su tono no había lugar para discusión -
Aquello no podía considerarse un hogar, sino un lugar de desahogo. La casa estaba hecha un asco, latas de cerveza y comida adornaban la estancia que antaño fue cálida. Una mujer salía de la cocina con latas de cervezas en la mano.
—Tenemos visita -anunció con alegría a Mundo-
—Rox, te presentó a mi mamá y su marido, aguas porque es juez. De hecho, es el que me juzgo -anunció con burla- no hagas nada fuera de la ley.
—Suficiente Edmundo -corto Refugio- señorita voy a pedirle que se vaya, si es tan amable.
La amiga de Mundo iba a negarse, pero Julián tomándola delicadamente del brazo la guió hacia la puerta sacándola fuera.
—Lucero va camino al hospital...-anunció- No se porque guardas tanta rabia y rencor, Mundo. Me duele ver como te estas destruyendo, como te conviertes en tu padre. Porque Baldomero hacía las mismas cosas que tú.
—¿Cómo te atreves a compararme con ese sujeto?
—Me atrevo porque es la verdad, para él solo existía el juego, las mujeres y la bebida. Un patrón que tú estás repitiendo. Pero se acabó, Mundo, se acabó -sentenció con lágrimas corriendo por sus mejillas- Lucero, ni Leo o esa bebé que viene en camino se merecen esto.
— Una lastima que no puedas comprenderme como si lo haces con el principito, Patricio, a él si le has perdonando toda su majadería -negó con la cabeza- ¿Por qué me sorprendo? si es tu consentido.
—Edmundo tienes que dejar esa rivalidad de lado, para mi todos son importantes. No puedes ir por la vida con ese resentimiento. No te das cuenta has echado a perder lo más bonito que tenias... tu familia.
—No, Mamá. Porque me he dado cuenta que no vale la pena seguir casado con una persona que no me comprende.
—Si te sentías de esa manera no te hubieras acercado a Lucero -amonestó el juez- esa muchacha no merece lo que estás haciendo.
—Usted ni se meta, no es nadie para venir a darme sermones. -escupió con rabia Mundo- Ya logró lo que quiso... se casó con mi madre.
—Basta, Edmundo... hijo.
—Lo mejor será que se vayan... y mamá olvídate de mí. Ya tienes a tu familia perfecta, y tienes una hija para reemplazarme. Como puedes ver ya no te necesito.
—Siempre serás mi hijo aunque tú ya no lo quieras. Yo siempre voy a estar ahí para cuando me necesites, Edmundo. -Aseguró con voz triste-
Se acercó inseguramente a su hijo, le dio un beso en la mejilla para despedirse con una bendición.
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Tiempo de Amor
FanfictionUna cartera perdida hace más de veinte años asociada con el destino hicieron lo suyo. Una invitación a tomar café sello el camino de dos almas predestinadas a encontrarse.