Tiempo de Amor

Capítulo 36

Según el informe que Rómulo Ancira había mandado a hacer, y que luego, Patricio había leído, Baldomero Chavero debería estar muerto. El padre de sus dos hijos, su antiguo amante estaba ante ella y no era ni un aparición o un fantasma, el hombre era de carne y hueso.

Palideció y sus ojos se llenaron de lágrimas porque se sentía arrastrada al pasado. Baldomero seguía tal y como recordaba, quizás algunas canas, pero por lo demás estaba igual.

—No mujer, no vayas a empezar con tus lloraderas. ¿No te alegras de verme acaso? -su mirada aprecio la figura de la mujer, lejos había quedado esa joven insulsa-

—De todos los lugares no esperaba verte aquí, Baldomero. Tenía entendido que estabas muerto. -la voz un poco aprensiva-

—Ya ves que no. Ya saben lo que dicen "hierba mala nunca muere" -se jactó con una sonrisa- No te ha tratado nada mal la vida, Cuquis.

Nacho frunció el ceño cuando vio a su jefa hablando con alguien, no lo reconocía porque el hombre se había puesto de espaldas, pero su madre se notaba tensa y eso lo puso en alerta

—La neta que mala onda que Patricio se haya quedado nuevamente sin novia -Chelito le devolvió la pelota a Esperanza- Digo, se los veía muy felices y todo, incluso Fer quería a Petita. ¿Nacho? -sus manos pasaron por frente a los ojos de su novio, pero él estaba muy concentrado en la pareja-

—Chelito quédate con las niñas y por ningún motivo te acerques a donde estamos mi madre y yo - Le tendió a Alex y apresuró sus pasos-

Baldomero se volteó y se percató del joven que se acercaba en esos momentos, le resultaba familiar.

—Jefa -Nacho le pasó la mano por la espalda en señal de apoyo. Él se quedo lívido cuando reconoció al sujeto-

—No me digas tu nombre déjame adivinarlo -su voz tenía un deje de burla- Eres Ignacio o "Nachito". Eres todo un hombretón, pero en algo no cambias y es que no sales de detrás de la falda de tu madre, tenias esa maña de chico y lo sigues manteniendo.

— Y tú sigues siendo el mismo desgraciado y sinvergüenza.

—Más respeto que soy tu padre. Es más estoy esperando mi abrazo de bienvenida. -abrió sus brazos como esperando que su hijo respondiera-

—Que tal unos golpes -Refugio le detuvo cuando hizo el amago de adelantarse-

—¿Qué haces aquí, Baldomero? porque esta ciudad es demasiado grande para encontrarnos por casualidad.

—No fue la casualidad, vine buscándote, unos amigos me comentaron que te habían visto por estos lares.

— ¿Y Para qué la quieres o qué? -indago furioso Nacho-

—Mira Chamaco, esto es entre tu madre y yo.

—Habla de una vez, Baldomero -Exigió Refugio-

—Se trata de tu madre, pero si quieres saber más. Nos veremos en una hora en tu casa, en la vecindad -se dio media vuelta y se fue sin esperar respuesta-

—¿No debería estar muerto? - Nacho abrazo a su madre para calmarla- Tranquila jefa, que no te voy a dejar sola con ese tipo.

No lo decían en voz alta, pero Madre e hijo se preguntaban cómo era que Baldomero sabía dónde vivían. La vecindad no quedaba lejos del parque donde se hallaban, el camino de regreso lo hicieron un silencio tenso que Chelito trataba de romper con alguna que otra ocurrencia para divertirlos, pero nada. Las niñas dormían como si ellas también supieran que algo no estaba bien.

De los tres adultos, Refugio era la que más ajena a la realidad iba. Su pasado volvía como un huracán, primero Baldomero...su madre después, y ella pensando que su progenitora ya estaba muerta. ¿Cómo había llegado su madre a acercarse a su ex?