Capítulo 4

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En la intimidad que le daba su habitación Refugio platicaba con Julieta sobre los recientes acontecimientos

— Ay, amiga. No sabes lo emocionada y feliz que estoy por ti -Contemplando el anillo de Refugio- Es que, imaginate vamos a casarnos, Refugio.

— Yo todavía estoy que no me lo creo -jugando con la sortija. suspirando enamorada-

— Pero cuentame, cuentame ¿cómo fue este fin de semana? - pidiéndole que se sentara junto a ella- Porque si imagino que habrás hecho el amor con el juez o me equivoco. Y no trates de negarlo porque estás radiante.

El rojo intenso cobraba color en las mejillas de Refugio, no le salían las palabras así que asintió en confirmación, el grito de Julieta seguido de un abrazo le sacó carcajadas...

— Julieta... Julián es maravilloso, atento y sobre todo paciente.

—Palabras más, palabras menos te hizo tocar las nubes y ver las estrellas.

— JULIETA ...

Eso era lo que necesitaba Refugio una plática con su hermana del alma para poder serenarse, sonreír y recordar su fin de semana romántico.

Era bien entrada la noche cuando ambas amigas se despidieron. Nachito muy amablemente acompañó a Julieta hasta su casa para tranquilidad de Refugio.

Mientras deshacía su equipaje escucho el tono de llamada de su celular, el nombre de Julián la hizo sonreír...

—Señoría, acabamos de despedirnos -contestó-

— Esperaba un "Hola, Julián o mi amor", pero ya veo que tendré que esforzarme más para sacarte esas palabras. -consultado el reloj de su muñeca- Y según mi reloj, nos vimos hace dos horas exactamente, demasiado tiempo considerando que este fin de semana te tuve conmigo.

— Debo considerar entonces que me volví indispensable para usted -indago con un deje divertido-

— Ese anillo que llevabas en el dedo lo confirma

El suspiro de Refugio hizo sonreír a Julián. Añoraba a aquella mujer que había vuelto su mundo patas arriba.

— Señor Juez, ¿no es muy tarde para que esté al teléfono no debe levantarse muy temprano? -siguiendo con el juego-

—Si a lo último, pero tenía que ocupar la mente en otras cosas, me aterra mi cama vacía - con un matiz divertido y serio a la vez- ¿Cómo sigues? -tras el silencio del otro lado de la línea-

— Mejor, ya más calmada. No voy a negarte que la reacción de Mundo todavía me duele aunque me lo esperaba.

— Te prometí que hablaría con tu hijo y es lo que haré.

Y no queriendo retomar el tema sobre la reacción de Edmundo la hizo cambiar la plática.

—Sabes hay algo que se me olvido preguntarte y que me tiene muy intrigada

— ¿ Y qué es?

— Tu segundo nombre, Julián A. Corona. -expectante-

— Eso tiene fácil solución, te lo voy a decir cuando vengas a mi casa.

— ¿Me estás chantajeando? -con sorpresa en la voz pues no se esperaba aquello-

— Para nada me parece un trato justo a ti ¿no? -conteniendo la risa- yo disfruto de tu compañía, tu enteras lo que significa esa inicial y ambos salimos ganando.

— No lo sé, señoría...

—Te dejo pensarlo hasta mañana, o sino, nunca te enteraras.

—Ah, pero puedo recurrir a tu ayudante.

Tiempo de AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora