Capítulo 5

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"No sabe cómo extraño la comida de Zacatecas" Esa frase Refugio la recordaba muy, por eso esa noche se dedicó a prepararle uno de los tantos platillos de su pueblo para deleite de Julián. Tras la cena se dedicaron a tomar café mientras se ponían al tanto de los acontecimientos del día.

—Me alegra saber que Lucero y el bebé están bien.

—Si, no se que hubiera pasado si perdía a la criatura -se frotó los brazos tras el escalofrío que sintió- Gracias por hablar con Edmundo, con todo esto que paso solo me pidió disculpas, pero es necesario que hable yo también con él.

Se miraron prometiéndose mil cosas

—Gracias por la cena, por esta sorpresa tan bonita de encontrarte aquí -besando su mano-

—Bueno, estoy aquí porque usted me prometió algo, señor juez

— ¿No por que me extrañaras? - al verla negar-

—Yo si te extraño cada minuto del día -trayendola a su regazo-

Y Refugio se dejó envolver en ese ambiente de seducción los labios de Julián en su cuello la hacían estremecer, las manos de él recorriendo su silueta le arrancaban pequeños suspiros de placer...

Se levantó abruptamente dejándolo confundido su deseo por ella era evidente, contuvo la risa y le pidió con una voz seria

—Me gustaria ver tu casa -tendiendole la mano-

Julián suspiro y se pasó las manos por la cara para tranquilizarse. Quizás se había precipitado un poco. Tomó su mano extendida y le hizo un recorrido.

Si por fuera la casa era digna de admirar, y no era para menos pues se encontraba en una de las colonias más exclusivas; por dentro era de ensueño. La sala, la biblioteca y el despacho se complementaban en color y decoración... La cocina y el comedor ya los conocía así que se lo saltaron.

La mano de Julián no soltó la suya mientras subían por las escaleras para conocer la planta alta, tres habitaciones de invitados con sus respectivos baños, el último cuarto era el principal y que dejó el juez para visitar último.

— Nuestra Habitación -le dijo mientras se hacía a un lado-

Tan pulcro como el hombre que dormía allí, aquel cuarto reflejaba la esencia de Julián serio, responsable, ordenado, pero también divertido, comprensivo. Él la dejó pasar y se quedó tras ella observándola. La cama matrimonial no le pasó desapercibida a Refugio, pero la ignoró mientras recorría observando las otras cosas que había ahí.

Se giró cuando siento a Julián tras ella chocó contra su pecho y los brazos de él la envolvieron sujetándola más contra sí

—¿Te gusta? -le pregunto en un susurro-

— Si. -Sonriendo esquivó el beso que Julián estaba por darle. Sus labios fueron a parar a su mejilla-

—Refugio... -con un tono de advertencia habló contra su sien. Aquello lo divertía—

—Licenciado Corona, usted me prometió algo -separándose de él para dirigirse a la puerta, solo que no llegó porque Julián la levantó para depositarla en la cama-

La sonrisa pícara de Julián puso nerviosa a Refugio, sus ojos tenían un brillo juguetón

—Quieres saber que significa la "A", no se me olvida -le dijo- pero me has estado rehuyendo y eso conlleva un castigo.

— ¿En qué consiste ese castigo?

—Tendrás que adivinarlo, pero según mis reglas ¿Te atreves? -la desafío-

Tiempo de AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora