Capítulo 28

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La llegada del juez Corona generó una especie de revuelo, los cuchicheos no se hicieron esperar cuando lo vieron aparecer, y es que Julián no era asiduo de presentarse a los eventos, de hecho era la segunda vez que acudía a una cena, la primera fue cuando aún era abogado. Claro que de igual manera siempre hacía llegar su donativo. Y la otra parte, que generaba murmullos era que llegaba acompañado de su esposa, la mayoría de los invitados conocían la versión limitada que se contaba en los pasillos de los juzgados sobre cómo se conocieron.

Todos admiraron a la mujer que acompañaba a Julián y no pudieron encontrarle nada para criticar. Era una auténtica belleza, la vestimenta era acorde. Y se notaba claramente el amor que se tenían.

—Sabe cómo hacer una buena entrada, Señoría -bromeó Patricio-

—Ya me acordé porque no venía a estas clases de eventos. -manifestó-

El primero en acercarse a saludarlos fue Andrés. él también lucía sus mejores galas —Señoría. Señora Refugio, Licenciado Chavero. Señorita -les dijo-

—Buenas Noches, Andrés -Refugio le sonrió tras reconocerlo-

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El hombre de cabellos rubios y ojos azules se acercó a su esposa y a la mujer que la acompañaba. Todavía no la reconocía.

—Diana -llamó-

—Lázaro mira a quien me encontré. Es Paola Mendoza ¿si te acuerdas?

—Por supuesto que sí. Paola.-saludo con un beso en la mejilla- pero cómo es que estás aquí. Julián acaba de llegar con una mujer.

—Su esposa. Es una larga historia. -le dijo en un tono aburrido-

—Paola se ha dado el lujo de divorciarse de Julian -afirmó Diana- ¿Te lo puedes creer, Lázaro? llevó al altar al hombre más deseado de todo el campus. Y después...

—Y después, cometí un error que pienso rectificar -la interrumpió- Pero vayamos a saludar a Julián y su esposa.

Julián y Refugio se movían por entre la gente deteniéndose de vez en cuando a saludar, presentarse y charlar por unos breves momentos. Y definitivamente nadie tenía nada para decir en contra de Refugio, pues hasta sus modales eran impecables para alguien que venía de una clase social diferente a las de ellos, se decían.

Refugio fue la primera en darse cuenta que Paola se dirigía a ellos. Aquella mujer se había vestido para seducir, eso estaba claro. El vestido rojo que abrazaba su figura no dejaba nada a la imaginación, el escote era de infarto y al caminar la abertura de los costados dejaban ver sus piernas.

A pesar de que Refugio aún sonreía, Julián se percató de que se había tensado. Estudió rápidamente el lugar y se dio cuenta que era debido a Paola. Dio por finalizada la charla que mantenía con su colega y se preparó para enfrentarse a su ex mujer.

—Julián, querido -ronroneo Paola ignorando por completo a Refugio- Mira quienes han vuelto a la ciudad. -señaló a la pareja que la acompañaba-

Julián la miró con cara de aburrimiento, la ignoraría, pero sus modales no se lo permitían y tampoco quería generar una escena ahí.

—Buenas Noches -saludo en general- Lázaro, Diana que gusto volver a verlos. Ella es Refugio, mi esposa -la presentó- Refugio ellos son unos antiguos compañeros de universidad. Lázaro y Diana Uribe

— Y colegas. -Un Lázaro sonriente tomó la mano de Refugio para darle un beso en el dorso- encantado de conocerte.

—Igualmente -le dijo, sonriente aunque se sentía incómoda por la mirada del hombre-

Tiempo de AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora