Capítulo 17

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Los adolescentes nerviosos solo atinaron a saludar con un "hola" para después guardar silencio. Refugio se puso en medio de ellos y presentó a cada uno.

—Ellos son Rebeca y Roberto. Y ellos son -indicando a los muchachos- Patricio, Edmundo y Nachito, mis hijos. A Julieta y Lucero ya las conocen -siguió- Apolinar y Chelito.

—Hola, mucho gusto -Nachito se levantó y les tendió la mano- Soy Ignacio, pero todo el mundo me dice Nacho o Nachito. Ella es Consuelo o Chelito, mi novia.

—Dejémoslo en Chelito no me gusta que me digan Consuelo. Bienvenidos y hola -dándole un abrazo efusivo a cada uno-

Refugio no se equivocaba sabía que tanto Nacho como Chelito aligerarían un poco el ambiente. Cada uno se fue presentando y dando la bienvenida a los muchachos, por lo que después de aquello pudieron relajarse un poco.

—Ahora sí que como en la película esa, no -acotó en tono burlón Edmundo, porque no iba a desaprovechar los momentos para tirar pullas al Juez- Los tuyos, los míos y la nuestra, en este caso.

Julián no pudo más que voltear los ojos. Refugio entrecerró los suyos como advirtiéndole a su hijo que no continuará. A los mellizos les causó gracia el comentario, pero evitaron demostrarlo.

—Edmundooo -Lucero enrojeció de furia, se levantó y tomó del brazo a su marido- mejor vamos a ver si Leo no está despierto.

—No le hagan caso -les pidió Patricio- Mundo se comporta todo tiempo como un imbécil.

—Bueno. Ya está bien. -Refugio pidió calma para todos-

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Mientras Refugio se encontraba en la cocina con Julieta, los demás estaban repartidos por la casa. Lucero, Chelito y Nacho con los bebés y los mellizos en el jardín. Edmundo viendo la televisión con Patricio. Julián y Polo se estaban encargando de la parrilla.

—¿Cómo estás Refugio? -Julieta se sentó frente a ella- No te pregunto sobre la relación con Julian porque se nota que ya solucionaron el problema, sino en referencia a los muchachos.

— Ay, Julieta que quieres que te diga. Verdaderamente es algo que no me lo esperaba, pero Julián tampoco la tuvo nada fácil con Edmundo, y sin embargo se mantuvo firme. Y se que las situaciones son diferentes porque cuando nos conocimos él ya sabia que tenia hijos -mirando por la ventana a los muchachos- pero es un hecho que debo afrontar.

—Se nota que son buenos muchachos. ¿Has podido conocer a su madre?

—Todavía no, pero tengo la sensación de que no va a faltar mucho para que lo haga.

Se callaron cuando Rebeca entró a la cocina, La muchacha tenía una sonrisa en el rostro y se notaba un poco nerviosa.

—Necesitas algo, mi vida -la voz de Refugio en un tono tranquilizador-

—No quería interrumpirlas, pero Señora Refugio me gustaría hablar a solas con usted.

Julieta solo sonrió y le guiño un ojo a Rebeca, las dejo solas mientras iba a reunirse con su marido.

— Llámame Refugio solamente -pidió- ¿La están pasando bien?

—Si, gracias por la invitación...Yo -suspirando- Se que la manera en que nos conocimos no fue la adecuada y tanto mi hermano como yo estamos muy apenados por eso. No teníamos derecho a perturbarla de ese modo.

—Concuerdo en que no fue adecuada, pero no tengo nada que perdonarles. Tenían todo el derecho a buscar explicaciones y se expresaron de esa manera.

—Es una gran mujer. Gracias -abrazándola. pero se separó asustada cuando sintió la patada de la bebé- ¿Le hice algo?

Tiempo de AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora