Capítulo 34

760 45 18
                                    

"Refugio" El nombre brotó de los labios de un Julián parcialmente dormido. Paola lo observó furiosa aunque él no se diera cuenta. Aún en sueños Julián no dejaba de tener presente a su esposa. No podían estar en la habitación con Rebeca, por eso se encontraban en la sala de espera junto a otros familiares de las víctimas del accidente.

Ella y Julián estaban casi alejados del resto, sentados en un banco cerca a una pared, donde el juez había recostado momentáneamente su cabeza, pero el cansancio había vencido, sus ojos se cerraron y se quedó dormido. Paola aprovechó ese momento y haciéndose la dormida se dejó caer sutilmente sobre el pecho de Julián, restregó su mejilla y muy lentamente se fue acercando al cuello del juez dónde le dio un beso, sus manos se movieron por el muslo masculino.

Julián detuvo el movimiento de la mano, se despertó y se alejó abruptamente cuando comprendió que aquellas caricias provenían de Paola. La miró con los ojos entrecerrados, su ex mujer tenía una sonrisa satisfecha en el rostro.

—No compartimos una cama, pero al menos puedo decir que hemos vuelto a dormir juntos. -Murmuró con voz sensual-

Julián se levantó, observó la hora en su reloj pulsera 5.30 a.m. No le darían información hasta dentro de dos horas, así que decidió que era momento de alejarse de Paola. Evitó responder a su provocación. Una parada al baño para quitarse un poco el sueño.

Se frotó los brazos cuando el aire frío le dio de lleno, fuera todavía se podía sentir que la lluvia seguiría aunque en esos momentos había dado un respiro. Las personas y el hospital comenzaban a tener su típico movimiento.

El juez se percató en el taxi que se detenía de el bajó una mujer. De cabellos azabaches y ojos color verde. Se encaminó hacia ella con el ceño fruncido.

—He puesto un chofer a tu disposición

—Buenos días, señoría a mi también me alegra verlo -Refugio le sonrió y se empino para darle un beso-

Julián la sujetó de la cintura, estrechándola contra él. Sus miradas se enfrentaron.

—Buenos días, mi amor -respondió- ¿Qué haces aquí tan temprano?

— Te dije que vendría. Te he traído lo necesario para que te puedas cambiar y asear. -tomó sus manos dándose cuenta del cambio de temperatura entre las de ellas y las de él -Tu manos están frías. Vayamos a la cafetería -pidió preocupada- ¿Cómo sigue Rebeca?

— No darán información nueva hasta dentro de unas horas. -se puso la chamarra que su esposa había traído mientras se encaminaban a la cafetería.

Algunos médicos y enfermeras compartían un tiempo de descanso a esa hora. Afortunadamente no estaba lleno así que pudieron encontrar una mesa libre donde se sentaron a tomar el café.

—Refugio no me gusta que te expongas de esa manera -Julián la observó serio al igual que él tono de su voz- Tienes un chofer a tu disposición.

—No podía esperar a Pedro, además preferí que esté a disposición de Roberto, se ha quedado con Alex. Nacho irá luego a la casa para llevarse a la bebé a la vecindad.

— ¿Cómo está Roberto? Después de lo de ayer con Paola, imagino que debe sentirse mal.

— Está muy dolido se culpa de cierta manera por lo que le pasó a su hermana, y lo que le dijo su madre no ha ayudado mucho -lo miró con pesar - Julián, tu hijo sabe lo de la aventura de Paola y Lázaro.

Julián levantó la ceja en un gesto interrogativo mientras tomaba su taza de café.

— Tuve que confesárselo. Escuchó la conversación que tuve con Patricio. Perdóname, me percate cuando ya las palabras habían salido.

Tiempo de AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora