Capítulo 39

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Observó el líquido ambarino que contenía el vaso, lo movió ligeramente para luego llevarlo a sus labios y dejó que deslizara por su garganta, cerró los ojos deleitándose con el sabor del brebaje...tanto tiempo sin disfrutar de un buen whisky. El humo del habano salió de los labios masculinos en forma de anillo. Rómulo sonrió satisfecho

Paola tenía una cara de aburrimiento que no podía con ella, Lázaro a su lado era como un niño dentro de una tienda de juguetes como esperando que lo premien por el buen trabajo realizado. Al igual que Rómulo, él también disfrutaba de su vaso de Whisky.

— Licenciada Mendoza, acompáñenos con un vaso de Whisky o prefiere otra cosa ¿vino? De usted también es esta victoria, aunque prefiera mantenerse entre las sombras -Rómulo la observó detenidamente estudiando su figura y lo que veía le gustaba-

—Gracias, pero no -rechazó el vaso que le tendía Lázaro- Tengo otros asuntos que atender.

Paola no se sentía victoriosa, ni feliz ni nada. De hecho, Rómulo Ancira le daba una mala vibra, no le gustaba la forma en que la miraba, sus actitudes. Había querido darle una lección a Julián, pero al parecer iba a salir perdiendo.

Rómulo le pidió un poco más de su tiempo, antes de contestar la llamada...

—Hijita, hasta que por fin te comunicas -Rómulo hizo una mueca en un intento de sonrisa- que estabas en un retiro espiritual, vaya. Te tengo una gran noticia... ya estoy en libertad y quiero verte, así que ven cuanto antes a México. -La escucho unos segundos- Todo te lo debo a ti, sin tu ayuda no hubiera sido posible. Olga, también quiero conocer a mi nieta, a mi heredera.

De alguna manera Olga había caído nuevamente en las mentiras de su padre y desde España había seguido en contacto con él, incluso había abierto una cuenta para que su padre pudiera disponer del dinero.

— Qué seríamos si no tuviéramos hijos, nuestra razón de vivir -El tono de su voz era de burla-

—¿Qué piensas hacer ahora que estás en libertad? -Lázaro lo miró con curiosidad-

—Espero que nada fuera de la ley -Interrumpió Paola- no olvides que estás en libertad condicional.

—Nunca he hecho nada fuera de la ley. Esas mentiras me hundieron, pero el gran Rómulo Ancira está de vuelta. De momento, me dedicaré a limpiar mi nombre y levantar nuevamente mi bufete. Y desde ya, les digo que los quiero a los dos trabajando conmigo.

—Agradezco el ofrecimiento, pero yo prefiero seguir trabajando por mi cuenta -Se levanto y tomo su cartera- caballeros tengan una linda jornada.

—Licenciada Mendoza -la voz de Rómulo la detuvo- pasaré a recogerla esta noche, tendremos una cena, como quien dice de negocios, Lázaro espero que lleves a tu esposa.

No era una pregunta, sino una orden y Paola no podía rechazar aquello, aunque en el fondo se rehusaba a seguir interactuando con aquel hombre.

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Las dos mujeres caminaban una al lado de la otra, sus brazos entrelazados y unas sonrisas en sus rostros.

—Te lo digo, Refugio nos hemos sacado la lotería con nuestros maridos. -dijo, con voz divertida Julieta- Nos regalan una noche de chicas ,y por si fuera poco se quedan de niñeros con nuestros hijos.

—No es por presumir, pero Julián ya tiene práctica primero Esperanza y después Alex.

—Apolinar ha estado practicando, hoy es su día de examen. Veremos que tal le va.

Refugio se detuvo abruptamente cuando vio frente suyo a la pareja. Rómulo la miraba sonriente.

— Cuquita, mi querida ex consuegra. Que gusto volver a verla -señaló a su pareja- no tengo que presentarlas porque tengo entendido que ya se conocen. La ex y la actual del Juez Corona -se burló- No, no me chille.

Tiempo de AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora