Capítulo 42

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El matrimonio de Refugio y Julián estaba lejos de ser perfecto, como cualquier pareja tenían sus momentos de discusión, o más bien de no estar de acuerdo con algunas cuestiones, sobre todo en lo que a su hija se refería. El juez no tenía reparos a la hora de cumplir los deseos, o en palabras de Refugio caprichos de su hija. 

Pero no solo a Alex consentía Julián; Pablo, Marisol, Esperanza y Leonardo también eran tenidos en cuenta, lo que provocaba cierta tensión entre Edmundo y Julián.

Para prueba el jardín de la casa que se había convertido en el patio de juegos de los niños, no existía rincón del lugar que no tuviera algún juego. Una mini pista de carreras, una casa en miniatura que tenía más pinta de castillo que otra cosa. Y en esos momentos, Julian, Roberto y Sebastian estaban terminando de armar los columpios y el tobogán que irían a juego con el "mini castillo", Y todo bajo la atenta mirada de Alex y Esperanza que descansaban en sillitas bajo la sombra de una sombrilla, como controlando el trabajo de los adultos.

Julián se dejó caer sobre el césped y los demás siguieron su ejemplo. Roberto ladeo la cabeza estudiando la estructura e hizo una mueca porque estaba torcida. Las niñas se apresuraron a llegar al lado de los adultos llevándoles unas botellas de agua.

—Gracias, princesas -musitó el juez con una sonrisa, mientras tomaba las botellas que le entregaban las niñas y se las pasaba a los demás-

—Claro, porque nosotros estamos pintando -resopló divertido Roberto- ya ves, Sebastian.

—Yo te quiero tío -dijo Esperanza mientras se acercaba a abrazarlo y después a Sebastian-

—Papá -Alex tomó las mejillas de Julián con su manitos, sus ojos fijos en los de él-

—uy, uy, uy -Roberto se acomodo mejor para la escena que se avecinaba. El tono de su hermana indicaba que otro pedido estaba por salir de ella-

Las niñas se miraron, Esperanza asintiendo con su cabeza mientras se sentaba frente a Sebastian. Los tres adultos se miraron expectantes.

—Dime, Alex.

—Quielo una hermanita -pidió muy seria-

Roberto tuvo que levantarse a escupir el agua que había bebido porque casi se atraganta por la risa que le brotaba en esos momentos. Sebastian miró sorprendido a las niñas. Julián se quedó livido.

—Veremos como sales de esta papá -dijo Roberto tratando de contener la risa-

—Si ,papá Julián. Queremos una bebé -Secundo Esperanza-

— Veamos, Alex. Tienes 5 hermanos, de los cuales una es una niña como tú. -Explicó Julián- ¿No te parecen suficientes hermanos?

—Pero no tenemos un bebé para jugar -insistió Petita acercándose al juez-

—Marisol y Pablo -dijo Julián-

—Pero no son bebés. Son como nosotlas -explicó Alex-

—Chaparras, escuchen atentamente -Roberto se acuclillo frente a ellas- para cuando nazca la niña...

— SI HAY BEBÉ -gritó Alex lanzándose a abrazar a su padre-

—No, Lex. Es un ejemplo, supongamos que mamá esté embarazada... que NO lo está -aclaró el muchacho- para cuando nazca, ustedes estarán grandes y ya no querrán jugar con ella.

—Pero... -murmuraron las dos niñas-

—Tu hermano tiene razón. Además, hay que hablarlo con tu mamá. Pero la respuesta que vas a recibir es la misma, Princesa. Lo lamento, pero en esto no puedo consentirlas. -explicó el juez dándole un beso a cada una en la mejilla-

Tiempo de AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora