Capítulo 64

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Al contrario de lo que pensaron los hermanos, Refugio bajó a los diez minutos de que el juez subiera. Ataviada en un pijama rojo a juego con una bata que hacía resplandecer su cabello negro y resaltaba sus ojos verdes brillantes. El silbido de Nacho le sacó una sonrisa. Alex esperándola a los pies de las escaleras la abrazó en cuanto la tuvo junto a ella.

—Te quiero, Mami.

—Ay, mi vida. Te amo -respondio dandole un beso en la frente-

—Ya ves ,Tio Nacho has perdido la apuesta -lanzó Petita-

—¿Qué apuesta? -indagó Refugio-

—Ninguna, Jefa -le dijo Nacho intentando cambiar de tema-

—Mis hermanos apostaron que papá y tú se tardarían siglos en bajar -confesó Alex mirando a sus hermanos con una sonrisa inocente-

—Eso de mandarla a un internado no está nada mal -murmuró Rebeca apoyándose en Roberto-

Refugio estaba a punto de llamarles la atención, pero decidió callar eso sí los fulmino a los tres con la mirada. Ni los mellizos, ni Nacho tomaban en cuenta su enojo

*****

La llamada del abogado de Rafael, le recordó al juez que no había hablado con Refugio sobre las acciones. Contestó el celular aceptando la cita para el día siguiente, eso sí le pidió al abogado que fuera a la casa, aceptando el abogado se despidió diciendo que le enviaría por mail una copia del documento para que lo estudiarán antes de firmar.

¿Cómo reaccionaría Refugio? Se preguntó Julián, terminando de vestirse. Sea lo que fuera aceptaría la decisión que tomará su esposa.

Con eso en mente dejó la habitación encaminandose a la sala.

Las niñas, los mellizos y Nacho estaban en una especie de discusión. Refugio sentada en el sillón los observaba divertida.

— Hasta la ropa decidieron combinar

Señaló Rebeca al darse cuenta que su padre vestía al igual que Refugio un pijama rojo.

—Otra casualidad -dijo puntualizando esa palabra, regalándole una mirada intensa a su esposa-¿han elegido la película?

—Todavía no -fue la respuesta recibida-

—Entonces en lo que terminan de decirse, su mamá y yo iremos a hablar al despacho.

Tal vez fue por su tono de voz o su semblante serio, pero nadie le reprocho el pedido. Ni siquiera Alex. A Refugio le preocupó el semblante del juez.

Camino al despacho se le escapó una sonrisa a Julián que no le pasó desapercibida a Refugio, ella también sonrió.

—Supongo -le dijo- que cuando te pones en modo juez ni Alex quiere contradecirte.

—Ya sé el tono a usar en futuras ocasiones.

Refugio sonrió negando.

—Amo tu sonrisa -declaró el juez estrechandola contra él para besarla-

Fue Refugio la que terminó con aquel asalto, y no porque no se deseara sentir los labios de su marido sobre los de ella, porque aquello era el preludio del acto que por el momento debía quedar suspendido.

—¿Qué te preocupa, mi amor? -cuestionó un tanto preocupada- ¿es algo sobre Rómulo?

—No, no. Más bien sobre Rafael, bueno su asociación contigo.

—No entiendo.

—Verás -dijo pasando una de sus manos por sus cabellos y caminando tras su escritorio- Rafael y yo,hemos tenido una charla.

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