Capítulo 49

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Rafael sonrió y negó con la cabeza sabiendo que Julián estaba celoso. Lo entendía, claro que si teniendo una mujer como Refugio cualquiera lo estaría.

— "Bella dama", eso fue lo que le dije. -Sonrió al ver fruncir el ceño a Julián- Vamos, Julián no estarás celoso.

— Ahora que sé de quién viene esa frase no.

—Resuelto el misterio, señoría. ¿O pretendes golpear a tu amigo por ese simple comentario?

—Claro que no. ¿Te unes a nuestra cena, Rafael? -ofreció Julián-

—Es una buena idea, así puedo conocer a mi socio. Tu amigo me regaló acciones, pero yo no sé nada de vinos. -Remarco Refugio-

—Has tocado un tema interesante tratándose de mis viñedos ¿Como negarme?

Los tres se dedicaron a pasar una velada amena, Rafael con aquella tonada y la forma en que hablaba de sus viñedos habían acaparado completamente la atención de Refugio que lo escuchaba muy interesada interrumpiendolo de vez en cuando para hacerle preguntas. Julián estaba un poco molesto porque había dejado de ser el centro de atención de su esposa, y porque iba a negarse a sí mismo que le había molestado el comentario de Rafael. Además su intuición no le fallaba por como miraba su amigo a Refugio sospechaba que era ella mujer que lo encandiló de tal manera.

— ¿Ya has visto a la mujer que te llamó la atención? -Julian interrumpió su comentario, su mano dirigiéndose a los hombros de Refugio-

Rafael enmudeció y miró brevemente a Refugio, no podía decirle a Julián que era su esposa, así que nego. Y esa mirada le confirmaba al juez sus sospechas.

—Lo cierto es que la suerte no me ha sonreído -le dijo- no la he visto en toda la noche. Quizás solo estaba de paso como yo.

— Es una posibilidad.

—¿De qué hablan? -pregunto curiosa Refugio-

—Rafael me comentó que un ángel, una mujer muy hermosa le llamó la atención y sospechaba que se hospedaba en el hotel.

—Con la intención de encontrarla vine esta noche -sonrió mordaz- y no lo hice. Pero me encontré a mi viejo amigo. Y por fin conocí a mi socia. Salud -dijo levantando su copa-

Refugio sabía que había algo más ya se lo preguntaría a Julián más tarde. Una hora después aquel trío se separaba y como Rafael iría pronto a México les prometió que los iría a visitar.

La luna llena se alzaba en lo alto del cielo, su reflejo abarcaba gran parte del mar, las olas se deslizaban suavemente por la arena mojando los pies de la pareja que en esos momento disfrutaba de un paseo nocturno caminando con las manos entrelazadas.

— ¿Qué te ha parecido Rafael?

— ¿Es alguna pregunta capciosa, señoría? - lo vio negar sonriendo- me ha caído bien, se nota que es una persona en quien se puede confiar. ¿ A qué venía todo aquel interrogatorio sobre la mujer?

—Hablaba de ti -explicó- la mujer que eclipsó a Rafael eres tú.

—Julián creo que tus celos te hacen imaginar cosas. Con tantas mujeres hermosas que se paseaban en traje de baño ¿De verdad piensas que Rafael se va a fijar en mi?

El juez detuvo sus pasos y se puso frente a su mujer que lo miraba intrigada. No era posible que Refugio no se diera cuenta que su forma de ser y aquella aura que la rodeaba llama mucho la atención.

—Te menosprecias cuando tienes a un hombre como yo rendido a tus pies -le dijo Julián en broma- guapo, atento, caballeroso, buen padre, un esposo maravilloso, y un excelente amante.

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