La noche despejada los envolvía junto a los sonidos de los insectos. Julián estiró sus piernas, sus dedos trazaban suaves caricias por el brazo de Refugio que descansaba sobre su pecho. Las niñas se habían dormido y ellos estaban disfrutando de ese momento de pareja, de estar solos, de acompañarse sin palabras. Las copas de vinos reposaban sobre la mesa.
A Refugio todavía le dolía la actitud de Edmundo, a esas alturas de la vida no podía seguir implorando compresión, tolerancia a sus hijos mayores. Era su madre y siempre estaría pendiente de ellos, de sus necesidades, de estar ahí si necesitaban algún consejo o un hombro para llorar.
—Con toda la situación con Esperanza, he olvidado de darte una buena noticia -Refugio se alejó de Julian acomodándose mejor a su lado para verlo frente a frente-
El juez ladeo su cabeza para estudiar mejor a su esposa que tenía una sonrisa en sus labios.
— Ya no necesitas preocuparte porque Rafael se aparezca todos los días para invitarnos a algún evento o cena -comento- Le he pedido que mantengamos la asociación como la tenía contigo.
— ¿Y aceptó?
—Lo hizo. Al principio no le gusto, pero le aseguré que de otra forma le devolveria las acciones.
A Refugio no le pasó desapercibido el brillo de satisfacción que iluminó la mirada de Julián. Suspiro volviéndose a recostar en el pecho de su marido.
— ¿Tú cómo te sientes sobre eso? -indago Julián-
— No voy a ponerme a llorar en los rincones, señoría. Yo no soy empresaria y nunca me ha interesado ese ámbito. -se quedó en silencio unos momentos reflexionando- y no, tampoco voy a sentir la falta de Rafael, si eso ibas a preguntar.
— Cuando te regale esas acciones no pensé que mi amigo se iba a enamorar de ti -murmuró-
Refugio volvió a separarse de él para mirarlo.
—¿Enamorarse? Julián, estás exagerando. Quizás, se sienta atraído o algo, pero amarme...-nego-
—No es difícil hacerlo, Refugio. Tienes algo que atrae. A mi me basto con solo una mirada -susurro seductor mientras la recostaba lentamente sobre el asiento donde estaban- Y desde ese primer encuentro te me has metido aquí y aquí -se señalo su corazón y su cabeza-
Sus labios se unieron en un beso suave que fue tornándose apasionado. Las manos de Julián se movieron por el cuerpo de Refugio buscando esos lugares sensibles a su toque. Refugio lo alejó precipitadamente, él se asustó creyendo que le había hecho daño. Refugio se puso de pie y fijó su mirada en un punto esperando
Una voz masculina se escuchaba cada vez más cerca, la figura de Roberto apareció tambaleante por el lateral de la casa. El muchacho un poco achispado venía cantando una melodía que a leguas se notaba que era por un amor perdido.
—Mamá, Papá -el muchacho se detuvo cuando se dio cuenta que la pareja lo estaba observando- No sabía que estaban aquí
—Buenas noches, Hijo.
—¿Te sientes bien?
Refugio se acercó un poco preocupada, Roberto no tardó en abrazarla.
—Si...no -le dijo respondiendo a la pregunta-
Roberto no estaba tan perdido, si bien había estado bebiendo sus sentidos todavía le respondian. Se dejó apapachar por Refugio en lo que su madrastra lo ayudaba a llegar a los asientos y sentarse.
—Estás bebido -le dijo, Julián-
—Un poquito -parpadeo para enfocar a su padre- vine en taxi.
—Voy a prepararte un café bien fuerte. Julián porque no lo acompañas a su habitación -pidió a su marido-
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Tiempo de Amor
أدب الهواةUna cartera perdida hace más de veinte años asociada con el destino hicieron lo suyo. Una invitación a tomar café sello el camino de dos almas predestinadas a encontrarse.