Capítulo 47

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La emoción de Alex era palpable, su sonrisa resplandecía al igual que las velas que estaban sobre el pastel. Julián tomó a Refugio de la cintura, ambos estaban tras su hija uniendo sus voces a la de los demás comensales cantando el cumpleaños feliz. Las velas fueron apagadas seguida de aplausos y Alex se giró para abrazar a sus padres.

—No se cuantas veces te lo he dicho, pero te has sacado la lotería con el marido que tienes -Julieta y Refugio disfrutaban de unos momentos a solas, siempre atentas a sus seres queridos- mira que invitarnos a todos a este viaje.

—Julián no es de este mundo -sonrió enamorada mirando a su marido que en esos momento disfrutaba del espectáculo de magia con su hija en brazos-

—Ni que lo digas.

****

—Papá es la decimonovena vez que le preguntas a Alex si no va a cruzarse de cuarto en la madrugada -reprocho en broma Rebeca- sabemos que lo que más deseas es quedarte a solas con mamá. Esas miradas durante toda la noche nos lo han dejado claro.

Julián volteo los ojos por el descaro de su hija, pero sonrió sobre todo por la mirada que Alex le dirigía.

—Pinky promise que me quedo con Beca y Chelito -prometió su hija.Tomando su dedo meñique para entrelazarlo con el de ella- es noche de chicas.

Para no perder la costumbre de su "indignación" Edmundo un poco achispado por la bebida discutía con Lucero, sin darse cuenta que Leo estaba siendo testigo.

—Edmundo si tanto te molestaba todo no hubieras venido.

—Claro. Para que luego me lo eches en cara. Vamos a ver Lucero, no te das cuenta que de esa manera actúa el juez. Así engatuso a mi mamá. Y la misma estrategia quiere usar con todos.

—Doña Refugio es muy feliz por si no lo habías notado. Que mala onda que pienses que tu mamá se dejó comprar. -suspiro- llevan casados un poco menos que nosotros y son felices, al contrario que...

—No te calles Lucero, Dilo -Exigió Mundo-

—Ya no peleen -Leo se interpuso entre ellos mirando a su papá. Su carita llena de lágrimas- regresemos a México.

A Refugio se le apretujo el corazón cuando escuchó las palabras de su nieto, ella también había sido testigo de parte de la discusión de la pareja. Y Leo se sentía culpable por haberse entusiasmado por aquel viaje y querer conocer los parques temáticos de Disney.

—Leo -Refugio lo llamó, le tomó la mano y secó sus lágrimas para finalizar con un beso en la frente- ve unos momentos con tu abuela Julieta. Y no te preocupes ¿de acuerdo?

Los tres lo vieron partir caminando con desgana.

—Después de tantos años pensé pensé habías dejado atrás tu rencor por Julián -Refugio miro un poco dolida a Edmundo- Lucero lamento toda la situación y que tu seas contra la que explote mi hijo.

—Despreocupese, Doña Refugio. El problema de Edmundo es el dinero, piensa que llevamos una vida miserable porque no podemos darnos grandes lujos de momento, pero lo cierto es que nuestra vida se volvió gris porque el señor aquí a todo le encuentra un problema.

Edmundo la miraba con los brazos cruzados, la mirada irritada. Estaba harto de todo.

—¿Sabes lo que más me duele Edmundo? Haces sentir culpable a tu hijo, cuando tiene todo el derecho del mundo a disfrutar de esta experiencia. Y para que te quede claro Julián no necesito mostrarme su cuenta bancaria para que yo cayera a sus brazos. ¿Crees que yo no me sentí extraña al iniciar una relación con un juez, con alguien que por mucho vivía en otra realidad distinta a la nuestra? - su voz era ronca por el llanto que estaba conteniendo, pero estaba siendo fuerte porque no quería darle a Edmundo la satisfacción de verla llorar- No me arrepiento de haberme casado con él, porque lo amo; y si, lo volvería a elegir una y mil veces.

Tiempo de AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora