Aura
Capítulo 8La preparación al sacerdocio se inicia con un beso. El beso de la anterior sacerdotisa a ti. La Madre Fahmy siempre nos cuenta la historia de esa primera novicia que levantó la Iglesia con sus propias manos, la que recibió el beso directamente de Dios y cuya misión fue transmitirlo a sus sucesoras.
Dos días después de mi encuentro fortuito con Kleyer por la noche, todas las sacerdotisas nos levantamos al alba para acompañar a Adranne en el inicio de una nueva vida con nosotras, en la Iglesia. La niña apenas ha pronunciado palabra desde el suceso con los dos hombres en la calle. La guarda ha aparecido un par de veces más por aquí, haciéndonos preguntas a Tam, Adranne y a mí. Ninguna de ellas ha dado más detalles de los que yo he dado. Tam y yo siempre cruzando una mirada cómplice entre nosotras. Pero, Adranne... Adranne siempre aparta su mirada de la mía cuando se encuentran, como si temiese que pudiese descubrir en ella algo que guarda dentro. Creo que simplemente está avergonzada por lo que presencié. Cuando su madre abandone la Iglesia tras su iniciación, tendremos tiempo para intimar y conocernos mejor.
Las doce sacerdotisas nos colocamos en los cojines de la primera fila de la sala principal del templo. Tam se queda unas filas más atrás. Como antigua sacerdotisa de la Iglesia de sangre, ya sabe cómo van estas cosas, aunque puede que allí las hagan de manera diferente.
Adranne va vestida con sólo un camisón blanco, descalza. La veo temblar casi de forma imperceptible. Las puertas del templo están abiertas y la piedra del suelo a esta hora de la mañana suele estar tan fría como el hielo. Sin embargo, no se queja. Tiene la mirada puesta sobre las gemas, con el ceño fruncido, como si no entendiese por qué están aquí. No tiene que entenderlo, sólo tiene que trabajar para ellas y así estará a salvo.
La Madre Fahmy se aproxima a la niña con ayuda de Loya, que la lleva cogida del brazo para que no tropiece. Tras ellas, viene Lara, la más joven de nuestras sacerdotisas. Hace ya dos años que fue Marcada. Antes de ella, cumplieron con la preparación dos chicas que acabaron marchándose poco tiempo después. Fui yo quien besó a esas chicas para iniciar su preparación. Como luego se marcharon, también tuve que ser yo la que besase a Lara en su ceremonia de preparación, pues yo era la sacerdotisa más reciente de las que quedábamos.
Hoy, será Lara la que transmita la fe a nuestra nueva novicia, una novicia que, a pesar de estar colaborando en todo lo que le decimos, no parece desear estar aquí. Escucho suspirar a su madre y me giro para sonreírle y transmitirle una mirada de ánimo. El contacto de nuestras miradas dura apenas unos segundos, porque enseguida vuelve a poner toda su atención sobre su hija. Ahora que ha conseguido traerla hasta aquí y protegerla de esta manera, parece como si Tam se hubiese desinflado. Como si se tratase de un moribundo que por fin ha conseguido cumplir su última voluntad y ya pueda dejarse ir en paz.
Claro que esto es todo lo contrario a descansar en paz. En cuanto su hija pase a formar parte de nuestra plantilla, ella tendrá que abandonar la Iglesia y buscar un trabajo y una casa en Tennesis, en plena época de celo. Va a necesitar mucha fuerza y astucia para conseguirlo.
—En pie, hermanas —dice la Madre Fahmy, con voz potente y clara.
Todas nos levantamos. La Madre superiora pasea la mirada por la hilera que formamos. La oigo suspirar y sé que está pensando en aquellos tiempos en los que la plantilla de sacerdotisas ocupaba bastante más que sólo una hilera de cojines.
—Nos hemos levantado todas al alba, hoy, en este precioso día de finales de marzo, para dar la bienvenida a una nueva novicia, Adranne —hace una pausa y mira a la niña, cuyo rostro no expresa nada—. Su madre y ella han venido desde muy lejos, han pasado penurias y peligros para llegar hasta aquí, pero finalmente lo han hecho, y nosotras las acogemos en el seno de nuestra Iglesia, porque nuestro Dios es bueno.
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Tierra de huesos
FantasyAura es sacerdotisa en la Iglesia de huesos. Su abuela la introdujo en el sacerdocio para protegerla de los hombres, pues en época de celo, lo único que puede garantizar la seguridad es la Marca de fe. Pero, un día, un curioso muchacho irrumpirá en...