Capítulo 55Tardamos varios días en volver a reunir a todo el clan. Durante ese tiempo, Adranne me acompaña en todo momento. Creo que está asustada ante la posibilidad de que me rinda de nuevo, que trastabille en un charco de barro y no quiera volver a levantarme. Lo que no sabe es que, por mucho que camine, por mucho que me mueva, que hable, que levante peso, yo ya no quiero volver a levantarme nunca.
El peligro inminente ha pasado, la abuela de Aura se ha encaprichado de Reynald y no lo suelta ni un solo instante. Me alegra saber que el niño va a tener quien lo cuide, pues yo todavía no me siento capaz de ello, pero es una decisión que debemos decidir en conjunto. La anciana es una humana y nunca hemos dejado que ningún humano viva entre lobos. Incluso los nuestros son desterrados cuando no pueden transformarse. Espero que Reynald pueda transformarse el día de su rito de iniciación. Habiendo nacido de la unión entre un lobo y una humana, puede que no cuente con esa segunda alma y, en su caso, terminaría vagando solo por el bosque y el mundo que quede después de la conquista.
Las gemas de hueso se quedan en el centro del campamento, en el mismo lugar en el que Tarsha las depositó cuando quiso atacar a Tanon. Aunque convencemos a los lobos para regresar a sus casas, ninguno se atreve a pasar a más de dos metros de las piedras. La potente energía que transmiten puede resultar extraña para los que no están acostumbrados a ella, una amenaza, incluso.
Tras varios días de búsqueda, logramos que toda la manada vuelva a reunirse de nuevo. Ellos no saben del crimen que cometió Tanon en su día, así que se le permite continuar siendo el jefe, llamar a todos los miembros de su grupo y reunirlos en torno a su tienda. Pronto sabrán lo que hizo, y lo que hice yo, igual que entenderán el por qué hay una humana y una serpiente entre nosotros. Todos los presentes se han percatado de ello, pero de momento no han dado ninguna muestra de hostilidad o rechazo hacia ellas porque parecen gozar de la protección del jefe del clan.
Cuando por fin nos reunimos todos alrededor del jefe, éste pasa la mirada por todos y cada uno antes de comenzar a hablar. Este no es sólo su pueblo, también están su esposa y su hija Ofíah, ellas no saben nada del pasado de Tanon, ¿qué pensarán cuando sepan la verdad? ¿Qué pensarán de mí mis amigos?
Trago saliva. Estoy asustado. Es un miedo diferente al que tuve cuando la anciana empuñaba un cuchillo noches atrás, pero sigue siendo miedo. Mi madre todavía no lo sabe y es el único miembro de mi familia que siempre me ha apoyado incondicionalmente.
Entonces Tanon empieza a hablar. Sabía su historia a trozos, por la versión que me contó la abuela de Aura, pero, oírla de primera mano es mucho más sobrecogedor. Me siento identificado en muchas partes, quizá por eso la vivo tan en profundidad. Cierro los ojos la mayor parte del relato. Para el grupo, yo todavía no soy un asesino, es el jefe quien lo es, pero no puedo evitar sentirme avergonzado. Las miradas que le estén echando a él me las echarán a mí cuando llegue mi turno, y no sé si me siento preparado para eso, para ver la decepción en los ojos de mi madre.
Mi padre no sabe toda la historia tampoco, desde la intrusión de Tarsha en el campamento no hemos vuelto a cruzar palabra. Tomamos la decisión de ir en busca de la manada para poder decidir qué hacer con Tanon y conmigo, pero en ningún momento me preguntó por mi historia.
El jefe del clan habla durante casi una hora, manteniéndonos a todos de pie a su alrededor, escuchando. Me atrevo a abrir un ojo para contemplar el rostro de la anciana, que parece estar escuchando al jefe con gran atención. En sus brazos duerme Reynald, que, ahora mismo, es lo único que la mantiene serena en el límite entre la cordura y la más absoluta locura.
—Kleyer —dice el jefe del clan.
Me giro hacia él y me encuentro con un público expectante. Los rostros de algunos se han quedado lívidos, pero la mayoría parece estar manteniendo la compostura. Elevo la vista por encima de sus cabezas, hacia el bosque al otro lado del claro. No quiero descubrir desde dónde están escuchando mis amigos, ni mi madre. No quiero mirarles a los ojos cuando confiese lo que he hecho.
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Tierra de huesos
FantasyAura es sacerdotisa en la Iglesia de huesos. Su abuela la introdujo en el sacerdocio para protegerla de los hombres, pues en época de celo, lo único que puede garantizar la seguridad es la Marca de fe. Pero, un día, un curioso muchacho irrumpirá en...