3. Demasiado tarde

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Jess

Enzo empuja a Mike contra la pared. Sus dos compañeros intentan evitarlo, pero Enzo está demasiado furioso como para dejarlo pasar. Al parecer, nadie se mete con sus diablos sin recibir las consecuencias.

―No te lo voy a repetir ― apoya su frente contra la de Mike y se retan con la mirada.

Maddie está junto a mí completamente quieta y sin apartar la mirada de ellos. ¿De verdad no va a decir nada? Bueno, entiendo que ahora mismo no porque puede sentirse intimidada, pero joder, han intentado violar a una chica. Podría haber sido ella. El chico más pequeño, creo que se llama Larry, coge a Enzo de la parte trasera de su sudadera y lo empuja hacia atrás.

―Ya sabes que así no hacemos las cosas, Hunter.

Parece que Enzo entra en razón porque se recompone, intenta mantener toda su rabia de lado para hacer frente a la sonrisa socarrona de Mike. Dios. Lo odio demasiado. Las imágenes de él desnudo junto a mi amiga acuden a mi mente con claridad. Ojalá pudiera deshacerme de ellas, pero siento que me van a perseguir toda mi vida.

―Tienes un día para darme ese maldito nombre, Lennox. Te aseguro que puedo volverme tu peor pesadilla ― que Enzo utilice el apellido de Mike solo hace que todos nos tensemos al momento.

En la Rivalry si quieres amenazar a alguien o hacerles ver que vas en serio, el uso del apellido suele acojonar bastante, sobre todo entre equipos. Enzo y sus dos compañeros desaparecen del pasillo mientras que Mike celebra su pequeña victoria entre sus amigos. ¿En serio? ¿Sentirse orgulloso de eso? Cada vez que los veo con sus comportamientos de energúmenos pierdo la fe en el ser humano.

Me giro hacia Maddie y la miro con las cejas alzadas.

―¿Tú sabes algo de lo que pasó ayer?

Le acaricio el brazo. Quiero que se sienta cómoda conmigo, que confíe en su mejor amiga. Nos hemos contado todo durante el último año. Nuestra amistad no puede cambiar de la noche a la mañana. Me niego. Haré todo lo que sea necesario para saber qué demonios está pasando con ella.

―No tengo ni idea, estuve toda la noche bailando con varias chicas y fueron ellas las que me acompañaron a casa.

La mentira cae sobre mí como un jarro de agua fría. Si no sé la verdad, la hubiera creído porque su voz no duda ni titubea. Lo dice de una forma seria y despreocupada, incluso veo que siente lástima por esa tal Tammy. Y a pesar de todo eso, decide callar.

"Tú también te estás callando, no hay ninguna diferencia entre Maddie y tú". Bueno, mi conciencia debería hacer una serie de matices porque yo ayer no estuve en la fiesta, no vi nada. Además, ¿quién me va a creer? Si nadie sabe que existo.

―Al parecer tuvo que ser un escándalo y no debió pasar desapercibido ― insisto un poco más.

―¿Estás insinuando algo, Jess? ― Se cruza de brazos y me mira con cara de pocos amigos.

―No, solamente que me parece una putada lo que le han hecho a esa chica. Imagínate que es una de nosotras.

Estoy indignada. Algo así no se puede ocultar, ni mentir al respecto. ¿En qué clase de personas nos convierte eso?

―Si hubieras venido, podrías haberte hecho la heroína y ser la protagonista de la noche porque eso es lo que te gusta, ¿verdad?

Dos chicas que pasan junto a nosotras nos lanzan una mirada mientras contienen la risa. Maddie se une a ellas y se marcha. Varias personas más me observan, pero me niego a darles lo que quieren. Un cotilleo más, un secreto con el que atacar y acabar con una jugadora menos. Sí, eso es lo que somos aquí. Jugadores cuya puntuación depende de las notas.

Un Pacto Con El DiabloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora