Enzo
Ha pasado una semana más y parece que ha sido un mes desde el último encuentro con Jess. Está manteniendo las distancias porque el ambiente en la Rivalry no es el mejor. Miradas de odio. Susurros de sospecha. Y la maldita hoja amarilla que aparece cada mañana con algo nuevo. También está atacando a los niños ricos, ya no solo somos los diablos los que estamos siempre ahí. Ayer publicaron varios fotos de una niña rica enrollándose con dos chicos. Os podéis imaginar la de cantidad de adjetivos que se ha llevado la pobre chica sin merecerlo.
Todos estamos perdidos sobre quién puede ser la persona al otro lado del papel. La semana pasada era claro que la identidad pertenecía a un rico, pero ahora dudaba porque no tenía ningún sentido que atacara a los suyos.
―¿Qué opinas, Enzo? ― La voz de Larry llega demasiado tarde a mí. Solo puedo escuchar mi nombre y noto que varias miradas se clavan en mí.
Estamos en una de las mesas de la cafetería de la universidad terminando de comer. En una hora tendríamos entrenamiento y debíamos prepararnos porque el entrenador no iba a tener piedad de nosotros. Habíamos conseguido otra victoria más aquel fin de semana, pero necesitábamos seguir ganando. El partido de esta semana no era complicado y por eso no teníamos que confiarnos. Había que afrontar todos los partidos como si nos enfrentáramos a los mismos oponentes.
―¿Qué has dicho?
―Tammy y Jess tienen preparados los diseños para el nuevo merchandising. Quieren enseñárnoslos esta tarde después de entrenar.
―Perfecto ― mi mirada la busca entre la gente. Está en la misma esquina de siempre, terminando de comer y con la vista clavada en su móvil.
―Podemos quedar en una cafetería por el centro, no creo que los niños ricos frecuenten la zona ― sugiere Tammy antes de sacar su teléfono y teclear con rapidez.
Sé que está escribiendo a Jess. Aunque no se hablen en la facultad, salen juntas por las tardes y se están volviendo inseparables. Veo cómo la cara de Jess se ilumina al leer un mensaje en su pantalla y sus ojos vuelan a nuestra mesa de manera inconsciente. Me moría de ganas porque llegaran las seis de la tarde, por volver a hacerla de rabiar y retomar el contacto que habíamos empezado a perder.
Me había visto tentado más de una vez en ir a la biblioteca y abordarla contra las estanterías. Decido escribirla un mensaje.
Enzo: Eh, florecilla, parece que esta tarde volvemos a vernos.
Se enrojecen sus mejillas, no me hace falta mirarla para saberlo. Me empiezo a morder las uñas de manera inconsciente esperando su respuesta.
Jess: No es verdad. En toda esta semana no me has quitado los ojos de encima.
Enzo: ¿Has estado pendiente de mí? Vaya, no esperaba que me echaras tanto de menos.
Puedo escuchar un suspiro de frustración provenir de la otra punta de la cafetería. Oculto una sonrisa tras el dorso de mi mano. La mirada de Larry va de Jess a mí y viceversa. Ese mocoso es mucho más astuto de lo que parece, aunque tenga hiperactividad es capaz de enterarse de todo.
Jess: Arg. Eres desesperante.
Enzo: No opinabas lo mismo el otro día en la biblioteca. No he parado de pensar en tus labios.
Si antes se le habían enrojecido mejillas, ahora está a punto de estallar. No contesta, se levanta de la mesa y sale de la cafetería sin que nadie la vea. Pasa desapercibida ante todo el mundo, incluso los de su bando. Espero su respuesta durante los siguientes diez minutos, pero no llega así que guardo el móvil y me uno a la conversación que están manteniendo mis amigos.
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Un Pacto Con El Diablo
RomanceEn la Rivalry no hay opción. Rico o Diablo. ¿Qué pasaría si tu mejor amiga está en la relación más tóxica que existe? ¿Serías capaz de aliarte con tu peor enemigo para salvarla? Jessica lo tiene muy claro. ¿Y si tu equipo de hockey necesita desesp...