8. Viaje de vuelta

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Jess

Esperamos a que Peter se termine de vestir antes de entrar en el coche y volver a casa. No me puedo creer que los diablos lo hayan humillado de esa manera. Se lo tenía totalmente merecido. Por primera vez, estoy de su parte. Miro de manera inconsciente a la puerta de la casa de Bryan para recordar todo lo que ha pasado. Las manos de Enzo en mi cuerpo, haciéndome sentir algo después de tanto tiempo. 

Sus ojos brillaban de deseo y todo mi ser lo reclamaba. Os prometo que ese chico puede llegar a hacer magia usando solamente sus dedos. Me hubiera encantado probarlo. 

"¿Te das cuenta de que estás hablando de Enzo Hunter?"

Pues claro que me he dado cuenta, pero cuando he sido consciente de que era él ya me estaba restregando contra su cuerpo. Y después ha parado dejándome como una gelatina. Me temblaba todo el cuerpo. Un poco más y hubiéramos terminado en la cama. Joder. ¡No podía permitirlo! Él es diablo, no es de fiar.

"Eres una chica buena, Jess y eres de los ricos. No deberías confundirte". Sacudo la cabeza para deshacerme de la voz de Joe. Dejé de escucharla hace mucho tiempo. ¿Por qué ha vuelto?

Aunque tiene razón, debería haber sido mucho más lista, no dejarme embaucar por los encantos de un diablo, ni por sus caricias. Sé que no pasa nada por acostarme con él, pero luego pueden usarlo en mi contra y podemos acabar muy mal. Bueno, él no porque es un tío. Yo, sin embargo, soy una chica que coronará el tablón de cotilleos si me acuesto con él. Mi nombre estará por todas partes y, probablemente, los niños ricos me volverán a hacer la vida imposible. 

No pienso volver al punto de salida cuando estoy llegando a la meta. Mi meta: pasar desapercibida. Por eso me he enfadado tanto cuando he sido consciente de lo que implicaba acostarse con Enzo. Ese chico tiene algo y cuando me toca me olvido de todas las consecuencias que tendría. 

"A lo mejor es hora de vivir un poco". No, conciencia, las cosas no funcionan así, prefiero salud mental a vivir la vida y acabar ahogándome de nuevo. 

Mike arranca el coche. Por fin se ha acabado la fiesta de hoy. Ha sido la primera a la que voy y no me olvidaré nunca de ella. El teléfono de los cuatro suena a la vez. Nos ha llegado un mensaje, en concreto un vídeo. Antes de abrirlo ya sé lo que me voy a encontrar. Intento contener una carcajada, pero no puedo. La aparición de Peter desnudo y tratando de recoger las cosas se va a quedar grabada para toda la historia de la Rivalry. 

―¿De qué te ríes? ― Mike frena el coche y a mí se me borra la sonrisa de inmediato. 

Maddie está a mi lado viendo el vídeo con la cara completamente seria. ¿En serio? ¿Nadie de aquí tiene un poco de humor? 

―Nada ― intento evitar el tema porque no quiero problemas cuando tengo a tres personas contra mí porque, aunque me duela, sé que Maddie se va a quedar del lado de Mike. 

―Baja del coche ― me ordena él. 

―¿Perdón?

―Que bajes del coche. No pienso dejar que tú también te pongas de parte de ellos. 

―¡Oh, vamos! ― Exclamo quitándome el cinturón ―. Se lo merecía, Mike. La próxima vez que tenga la bragueta cerrada y la decencia de entender que un no es no. No confío mucho en vuestra inteligencia, pero creo que el significado de "sí" y "no" es demasiado sencillo de entender. 

Ellos no van a permitir que me ponga de parte de los diablos y yo no voy a permitir que se salgan con la suya. Así de simple. Me giro hacia Maddie antes de abrir la puerta. Si me quedo en mitad de la carretera, al menos lo hago con dignidad y no dejo que nadie me eche. 

Un Pacto Con El DiabloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora