Jess
Mi cuerpo empieza a moverse en cuanto escucha la canción que ayer Enzo bailó para mí. No puedo evitarlo. Lo busco con la mirada, pero él me encuentra primero. Sus ojos se clavan en los míos y caigo por un abismo. Desde este momento sé que Enzo Hunter me va a llevar al mismísimo infierno y me da igual porque quiero que lo haga.
Deslizo una mano por mi muslo hasta la parte superior de la apertura del vestido. Enzo cruza los brazos sobre el pecho y se tensa. Puedo verlo en sus ojos. La venganza no solo era esa maldita camiseta. Voy a hacerle lo mismo que él me hizo ayer. Muevo mis caderas de manera lenta, en círculos mientras bajo poco a poco hasta casi rozar el suelo. Doy gracias a mi elasticidad por permitirme hacer eso.
La temperatura sube. Noto una gota de sudor caer por mi escote. Continúo moviéndome. Mis manos suben por mi cintura rozando los costados hasta llevarlas a mi pelo recogido. Tiro de la goma elástica para deshacer el moño. Juego con él, lo muevo de un lado al otro dejando a la vista mi cuello y el escote recto de mi vestido. Repaso las perlas del tirante con mi dedo índice a la vez que me muerdo el labio inferior. Me cuesta respirar.
"Lo tienes en la palma de tu mano". Por supuesto. Cruza las piernas con fuerza. La zona de su entrepierna está abultada. Sonrío con suficiencia. Sus labios forman una perfecta línea y la mandíbula se le marca de una manera muy intensa. Uf. Ese nivel de atractivo debería estar prohibido.
Noto que alguien me agarra del brazo y pierdo todo tipo de contacto con Enzo. Joder. Me lo estaba pasando en grande. Además, me siento poderosa, con ganas de comerme el mundo y otras muchas cosas. Quería poner cachondo a Enzo, pero yo también me siento alterada. Tengo que controlar la respiración.
―¡Jess! ―Me sobresalto al escuchar la voz de Maddie. Es ella quien me ha agarrado y me dice algo, pero no la escucho por culpa de la música. Señala en dirección a la cocina y puedo llegar a ver a Mike que nos saluda con la mano.
Lo único que hago es asentir con la cabeza y dejo que mi amiga se marche. Me ha roto cualquier tipo de conexión que había empezado con Enzo. Todo el calor de mi cuerpo se ha disipado en cuanto he visto a Mike. Decido cambiar de aires. Necesito beber algo y aclararme un poco porque no entiendo lo que me está pasando. Paso entre los cuerpos de la gente, pero me quedo en el sitio cuando soy consciente de que tengo que pasar por el lado de Enzo para salir de allí.
La otra alternativa es ir a la cocina, pero no sé que es mejor. ¿Mike? ¿Enzo?
"Si te sirve de ayuda, yo prefiero mil veces más a Enzo". Le doy la razón a mis pensamientos, al menos él no es una persona tóxica que quiere robarme a mi amiga. Inspiro hondo y comienzo a caminar hacia allí. Un niño rico se para junto a mí con dos vasos.
―Tienes cara de necesitar un trago. Es cerveza, acabo de servirla.
Cojo el vaso y siento el frío en mi mano. Justo lo que necesitaba. El niño rico se marcha y con el vaso en la mano reanudo mi marcha. Me llevo la cerveza a los labios, puedo notar ya su sabor amargo y cuando el líquido va a entrar en mi boca, alguien me quita el vaso.
―¿Qué pasa contigo? ― Miro a Enzo cabreada que deja caer el vaso al suelo haciendo que el líquido salpique nuestros zapatos ―. ¿Puedes dejarme tranquila? Creo que tienes muchas más chicas a las que acosar que estarán encantadas.
Sé que no le ha gustado mi comentario. Me agarra de la muñeca para sacarme al pasillo.
―Quiero que te quede clara una cosa. Yo no acoso a nadie y no voy a permitir que una niñata rica como tú me acuse de ello, ¿vale? ―. Me señala con el dedo a varios centímetros de mi cara. Le aparto la mano con un manotazo.
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Un Pacto Con El Diablo
RomanceEn la Rivalry no hay opción. Rico o Diablo. ¿Qué pasaría si tu mejor amiga está en la relación más tóxica que existe? ¿Serías capaz de aliarte con tu peor enemigo para salvarla? Jessica lo tiene muy claro. ¿Y si tu equipo de hockey necesita desesp...