Jess
Enciendo la televisión y lo primero que veo es el partido de hockey de la Rivalry. Lo cambio de inmediato. No quiero ver nada que esté relacionado con Enzo Hunter. Saco una bolsa de palomitas y la meto en el microondas. Hoy es domingo, así que hay que hacer un plan que vaya acorde con el día. Película y manta.
Las palomitas están a punto de hacerse cuando Maddie sale de su habitación hablando por teléfono.
―¿En serio? Eres demasiado inteligente. Espero que tu plan funcione. Te veo en la puerta, ¿vale?― Mi amiga espera a escuchar una respuesta antes de colgar.
La observo detenidamente. Coge su bolso, pasa por mi lado para beber agua y se dirige hacia la puerta.
―¿No me vas a dirigir la palabra? ― Pregunto molesta.
Cuando Tammy me dejó ayer en casa, no había nadie y Maddie ha llegado hoy a primera hora. Esta mañana no me ha saludado, hemos comido a diferente hora y cada una se ha mantenido encerrada en su habitación. Somos compañeras de apartamento, no podemos seguir sin hablarnos mucho más tiempo.
―Si no aceptas a Mike, tampoco me aceptas a mí.
Abro la boca incrédula. No me puedo creer que vuelva otra vez a sacar el tema.
―¿Que lo acepte? Ni de coña. No voy a aceptar que te trate como si no fueras nada. ¿Por qué ayer no me defendiste?
―Porque Mike llevaba razón. Tienes que ponerte de nuestra parte, Jess. O eres rica o eres diabla, no te puedes quedar en medio.
Me llevo ambas manos a la cabeza pensando con rapidez. Tengo que encontrar las palabras adecuadas para hablar porque con esta versión de Maddie no se puede razonar.
―Te entiendo, tienes razón, hay que elegir, pero antes no había una división tan drástica. ¿Qué es lo que ha pasado?
Noto cómo su mirada cambia. Deja de estar tan tensa y se acerca un paso más a mí. Apunto mentalmente que tengo que darle la razón en estos casos, aunque no la tenga, para poder hablar con ella y razonar.
―Mike quiere tenerlo todo. O eres su amigo o su enemigo. Te aconsejo que estés de su bando.
Pongo los ojos en blando porque todo esto me resulta muy infantil. ¿Tenerlo todo? Un buen puñetazo en la cara es lo que debería tener. No me conviene estar en contra de él y mucho menos después de todo lo que sucedió el año pasado. Quiero recordarlo para poder superarlo, pero aún no estoy preparada. Cada vez que vuelvo a pensar en ello, me quedo completamente bloqueada. Soy incapaz de reaccionar.
"Te dejé huella, ¿verdad?" Se me acelera el corazón. Quiero olvidarme de su voz para siempre y no puedo. Algo dentro de mí no lo deja irse.
―Soy rica, ya lo sabes, Maddie. Además siempre estaré contigo ― estiró una mano hacia ella y sonrío victoriosa cuando ella la coge con fuerza. Ahora me toca lanzar la pregunta ―. ¿Dónde vas?
―He quedado con Mike y los demás que han ido a ver el partido de hockey. Las chicas y yo nos juntaremos con ellos. ¿Quieres venir?
―¿Por qué han ido a verlo? Nunca van.
―Mike quería intimidarles o algo de eso. Está obsesionado con Enzo Hunter y con todos los diablos. ¿Vienes o no?
Ni de coña. Prefiero mantenerme alejada de toda esta guerra.
―No me encuentro bien, pero si quieres podemos quedar mañana para comer. Podemos ir a esa cafetería que tanto te gusta. Te echo de menos, Maddie ― esas últimas palabras sí que son de verdad, sí que me siento así, como si me faltara mi otra mitad. Ella piensa igual que yo porque se aclara la garganta manteniendo al margen sus emociones.
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Un Pacto Con El Diablo
RomanceEn la Rivalry no hay opción. Rico o Diablo. ¿Qué pasaría si tu mejor amiga está en la relación más tóxica que existe? ¿Serías capaz de aliarte con tu peor enemigo para salvarla? Jessica lo tiene muy claro. ¿Y si tu equipo de hockey necesita desesp...