Un Pacto Con El Diablo

23. Infierno.

Enzo

Bajo las escaleras apretando los puños a ambos lados de mi cuerpo. Voy a echar a Mike y a los niños ricos a patadas si hace falta. Cuando llego abajo los encuentro entrando y saliendo del salón y la cocina. Están buscando al traidor.

―Nadie os ha invitado. ¡Largaros de aquí! ―Es la voz de Larry y viene de la cocina.

Me acerco hasta la puerta donde me detengo para contemplar la escena. Mike y Peter están en el centro mirando a todos los demás mientras intentan encontrar rostros conocidos. Señalan a un chico que tiene un vaso en la mano y abraza con fuerza a una chica. Los reconozco. Ella viene a todos los partidos a animarlos, pero él es un niño rico. Solo se ven fuera del campus y en nuestras fiestas porque así de atemorizados tiene Mike a los suyos.

―¿Qué coño haces tú aquí? ―Se acerca a él y le tira el vaso de un manotazo―. ¿Estás saliendo con esta? ―Mira con desprecio a la chica y el novio se separa de ella para encararse con Mike.

―Si vas a dirigirte a ella que sea con respeto. Ni yo, ni ninguno de los niños ricos que estamos aquí hacemos daño a nadie. No vamos a rebelarnos contra ti, así que puedes estar tranquilo.

Doy un paso hacia delante cuando veo que Mike prepara su puño para pegarle. Andrew llega antes que yo y consigue detenerlo, pero eso no hace más que empeorar la situación. Peter se abalanza sobre Andrew a la vez que Larry se prepara para separarlos. Es hora de intervenir.

―¡Eh, vosotros dos, largaos de aquí! ―Consigo coger a Peter del cuello de la camisa y separarle de Andrew. Me llevo varios golpes en el brazo hasta que lo empujo hacia la puerta―. Nadie os ha invitado.

Mike centra toda su atención en mí. Nos quedamos mirando cara a cara mientras los demás contienen la respiración. Sé lo que están esperando, una lucha de titanes, pero no voy a caer en su juego. Además, Jess me está esperando arriba y necesito echarlos de aquí cuanto antes para volver con ella y tranquilizarla. Estará de los nervios.

―No necesitamos invitación para venir ―Mike me lanza una sonrisa de superioridad. Os prometo que cada vez odio más a este chico.

―Pensaba que nos teníais tanto asco que nunca se os ocurriría venir a estas fiestas. Nuestra droga no es de tan buena calidad como la vuestra ―ironizo. Nuestras fiestas están completamente limpias de esa mierda, no la necesitamos para pasárnoslo bien, al contrario que ellos, que siempre se están metiendo rayas de coca entre canción y canción.

―Puede que la droga no, pero vuestras chicas son mucho más accesibles ―mira de reojo a Tammy. Este chico es asqueroso. Larry da un paso al frente y se sitúa delante de Tammy para que Mike deje de mirarla de ese modo―. En fin, solo quiero dar un rápido vistazo, no tardaré. Solo nos queda el piso de arriba.

―Os largáis ahora mismo ―señalo con la brazo hacia la puerta de entrada―. Creo que sabéis donde está la puerta, pero si queréis os la podamos enseñar nosotros.

Me cruzo de brazos esperando una respuesta que tarda en llegar. Mike vuelve a mirar alrededor buscando una cara conocida, sé perfectamente a quién está buscando y no la va a encontrar porque no se lo voy a permitir. Sospecha demasiado de Jess.

―¿Por qué te empeñas tanto en buscar al traidor entre nosotros? ¿Por qué no empiezas a vigilar tu entorno más cercano? Los traidores siempre son las personas que menos esperas ―me acerco más a él.

Mike abre más sus fosas nasales empezando a cabrearse. Sabe que tengo razón, por eso mira a Peter con disimulo. No hay nada más divertido que crear la confusión entre ellos.

―Nos vamos ―gruñe por lo bajo haciendo que los niños ricos desaparezcan de nuestra cocina.

Los sigo de cerca y los acompaño hasta la puerta porque no me fío de ellos. Entran en sus coches para pegar una acelerón antes de perderse calle abajo. Menudos imbéciles. La música vuelve a sonar en el salón y la gente empieza a hacer como si nada hubiera pasado cosa que agradezco. Mi única preocupación ahora mismo es Jess.