38. Kelly.

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Enzo

Sigo a Jess en este laberinto de pasillos formado por trasteros. Está nerviosa, pero no tanto como yo. Soy consciente de que esto es un paso más en nuestra relación, que me va a mostrar todo lo que tiene y depositar su confianza en mí. ¿Sabéis una cosa? No pienso perderla nunca, ni a ella ni todo lo que me ha compartido. Sus miedos y sus sueños están a salvo conmigo. 

—Es aquí —saca la llave de su bolsillo y se agacha para abrir la persiana metálica. 

Nada más llegar de Cleveland, hemos pasado por su apartamento para dejar la bolsa de deporte y nos hemos dirigido aquí. Ella no quería perder más tiempo y yo me moría de ganas por descubrir su pequeño rincón. 

Aunque de pequeño no tiene absolutamente nada. Según abre la cortina, entra para encender la luz que ilumina toda la estancia en cuestión de segundos. Hay varias estanterías a ambos lados repletas de cajas y libros. En medio a una mesa bastante grande con muchas cosas que al principio me cuesta identificar. En una esquina hay muchos papeles rellenos a bolígrafo, parecen permisos y autorizaciones, junto a ellas hay una pequeña cámara de fotos y un portátil. Justo al otro lado de la mesa hay una caja de cartón con un diseño precioso, es un logo. 

Me acerco lentamente hasta que consigo leer: Book's Queen: everything you are always looking for. 

Está decorado por la silueta de un libro, varias margaritas y una pluma de escribir. Al lado de la caja se encuentra un libro envuelto en papel de seda, una vela y varios marcapáginas. 

—Florecilla, esto es...

—Raro, lo sé —baja la mirada y juega con las punteras de sus zapatos sintiéndose tímida o vulnerable, no termino de leerla. 

—No, de eso nada, es increíble. ¿Has trabajado tú sola en esto? 

—Sí, son cajas literarias —se acerca hasta mí, coge la caja y empieza a meter las cosas—. Cada mes saldrán dos cajas, una juvenil y otra para más adultos que es el género llamado New Adult. Cada caja contiene una novedad que acabe de salir, marcapáginas diseñados por mí relacionados con ese libro y una vela aromática. Puede que en un futuro añada merchandising que eso siempre tiene éxito. 

La observado con admiración y dedicación. Se ha dejado la piel trabajando en este trastero, organizando todo lo necesario para poder sacar este proyecto adelante y hacer de su hobbie, su trabajo. 

—¿Por eso estudias algo relacionado dirección de empresas?

—Sí, quiero aprender a gestionar mi propio negocio y ser independiente, nada de grandes marcas. Trabajaré con editoriales importantes para comprarles las novedades que salgan, pero nada que signifique depender económicamente de ellos. Además, quiero darle una oportunidad a los escritores jóvenes que empiezan a autopublicar y colaborar con ellos es una de mis prioridades. 

No sé qué me asombra más lo clara que tiene las ideas o lo madura que suena ahora mismo. Se acerca a los papeles que tenía en el otro lado de la mesa y me los enseña. 

—Estas son las autorizaciones de distribución y el pago de impuestos. Soy consciente que todo esto no se puede conseguir sin invertir y ese dinero invertido no es mío, es de mis padres, pero eso no significa que no haya trabajado y me haya dejado la piel en...

No dejo que siga hablando. 

—Ni se te ocurra quitarte mérito, Jess. ¿Eres consciente de todo eso? —Le señalo las estantería de al rededor para que se dé cuenta de todo lo que ha conseguido—. Da igual de dónde haya salido el dinero, has trabajado con tus propios recursos para alquilar el trastero, conseguir el material, decorar cada una de las cajas y diseñarlo todo. Hay veces que es mucho más importante todo ese esfuerzo que de quién sea el dinero que has invertido. 

Un Pacto Con El DiabloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora