Jess
Nunca he disfrutado tanto de un partido de fútbol americano como hoy. Estamos a unos minutos de finalizar el partido. Maddie aplaude junto a mí para dar ánimos a los suyos. Yo la imito coreando el nombre de Mike y lo hago alto porque en mi interior me siento bien. Estos niños ricos deben saber a quién se están enfrentando. No están nada concentrados porque no dejan de mirar a las gradas buscando a los diablos entre la gente. Sí, están aquí. Esa era la otra parte del plan.
―¿No se van a ir nunca? ― Me pregunta Maddie molesta.
―Son insoportables cuando se lo proponen. Seguro que Mike consigue el empate, ya verás.
Me mira sorprendida por mis palabras. No me extraña, me he sorprendido hasta yo por la naturalidad con la que han salido una a una. Al parecer mentir no se me da tan mal. Último minuto de partido. Mike mira una vez más hacia Enzo que está unas filas más abajo que yo. Este último sonríe desconcentrando a Mike mucho más. La jugada se queda en nada. Placan a Peter con una gran maestría.
―Uf, eso ha tenido que doler ―comenta mi amiga y yo me callo esta vez.
Me gustaría bajar y darle las gracias al chico con el número veinte por haberle golpeado tan bien a Peter, pero me contengo. El árbitro pita final del partido. Los de la Rivalry maldicen. Los otros gritan por todo lo alto y los diablos se unen a ellos celebrando la derrota de Mike y los suyos. Yo también lo cerebro aunque de manera silenciosa. Mi yo interior está gritando.
―Tengo que ir a ver cómo está Mike. ¿Nos vemos en casa?
―Sí, claro, yo tengo que ir a comprar un libro nuevo ― es mi excusa más creíble.
―¿Otro más? ¿Nunca te cansas o qué?
Su tono de voz despectivo me duele. Aunque ella no sabe nada de OffCampusQueen, muchas veces le he recomendado libros que ella se ha leído y le han encantado. Ahora todo ha cambiado y ella más que nadie saber por qué me gusta leer tanto. Así que sí, ese comentario tan banal, para mí es como una puñalada más de mi mejor amiga.
―Adiós ―no digo nada más y sé que ella no me detendrá. Ahora mismo solo tiene hueco para Mike.
Me mezclo con a marea de gente que está saliendo del campo en dirección al aparcamiento o a la zona de descanso que hay junto a los vestuarios para esperar a que salgan los jugadores. Yo me dirijo al lado contrario, a la pista de hockey donde están esperando alguno de los diablos. Veo a Tammy a lo lejos apoyada en una pared y leyendo en el ebook. Enzo, Larry y Andrew comentan algo de la NHL que no llego a entender.
―¿¡Qué lees!? ―Pregunto nada más llegar a su altura.
Cruzo los dedos para que sea un libro que yo conozco y poder fangirlear por todo lo alto.
―Me has convencido para leer a Elle Kennedy y ahora ¡no puedo parar!
―¡Ah! ― La abrazo con fuerza. Al fina me ha hecho caso. Llevo intentando convencerla de que lea sus libros desde que me confesó que era una romántica en toda regla.
―Ahora solo quiero que Larry empiece a hacer ya lo que están haciendo los protagonistas ahora mismo ― es inevitable que se le sonrojen un poco las mejillas. Estaba leyendo una escena de sexo, seguro.
Adoro a Tammy. Es verdad que en cierta medida he perdido a Maddie, pero he ganado a alguien tan maravilloso como lo es Tammy. Una diabla. Todo esto solo demuestra una cosa. Las reglas están para romperlas.
―¡Venga, vamos a celebrar la derrota! ―Exclama Larry acercándose a nosotras ―. Nos ha llamado Jacob diciendo que tiene sitio en el bar de siempre.
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Un Pacto Con El Diablo
Roman d'amourEn la Rivalry no hay opción. Rico o Diablo. ¿Qué pasaría si tu mejor amiga está en la relación más tóxica que existe? ¿Serías capaz de aliarte con tu peor enemigo para salvarla? Jessica lo tiene muy claro. ¿Y si tu equipo de hockey necesita desesp...