● Harry Potter ●

Neville Longbottom; Florecita

Aquel chico iba caminando por los pasillos de Hogwarts, era muy temprano para estar ahí ya que ni los mismos maestros se habían levantado, pero el amaba recorrer aquellos pasillos a todas horas y más cuando no había nadie, pues era un sentimiento único. Además estaba lloviendo, lo hacía más espectacular.

Llevaba algunas semillas pues se dirigía a sembrar algunos girasoles que el profesor Dumbledore le había conseguido, ya que no se daba esas flores por aquí.

Se detuvo antes de salir, pues miró a una chica dando vueltas cerca de su jardín, con lo que parecía un cigarro en la mano, ¿habían cigarros en Hogwarts? Por supuesto que no, ella los traía al venir a clases, se escondió al ver a Harry caminando hacia ella.

—¿De nuevo fumando?— habló enojado tratando de quitarle el cigarro de la mano, pero no lo consiguió— te harás daño, entiende de una buena vez.

—Solo es un cigarro.

—Dañará tus pulmones, deja de Dumbledore lo vea y...

—¿Crees que no lo sabe? Lo sabe todo Harrry y si me deja es porque sabe la razón del porque lo hago.

—El cigarro no te va a arreglar la ansiedad y depresión que tienes— soltó con frialdad, ella no dijo nada y solo frunció el ceño. Sin decir más, el se fue a dormir de nuevo.

Ellos eran hermanos, y venían del mundo muggle pero eran hechiceros muy talentosos, ella siempre causaba problemas junto a los gemelos Weasley pero era demasiado inteligente en todas las clases. Sacaba buenas notas, era muy atlética pero en realidad nada de eso la emocionaba, podía estar feliz un minuto y al otro triste y llorando. 

¿Acaso ella estaba del todo bien? Se preguntaba Neville constantemente, era demasiado observador, siempre miraba las peleas de los hermanos, no era que espiara, tenía siempre la suerte de encontrarse con ellos en esas situaciones. No se atrevía a hablar con ella, le asustaba la idea de acercarse y no poder decir nada. 

 Neville frunció el ceño y sin pensarlo le gritó—Pero, ¿Qué haces?— miró como sacudía su cigarro por el jardín que el cuidaba, salió de las sombras y ella se sobresaltó— de-deja de hacer eso. 

—No les pasa nada, Neville—  añadió haciéndose para atrás, aún así respeto e hizo caso a lo que él le dijo. El se acercó para limpiar y sacar los restos de cigarro, la miró con enfado. Ella sonrió al verlo así— lo siento, ¿vale? No volveré a acercarme a tu jardín. 

Sin pensarlo, Neville tomó el cigarro para apagarlo y meterlo en un bote de basura que había por ahí. 

—¡Ey!  ¿Por qué hiciste eso?— Neville se puso nervioso, no podía creer lo que había hecho, mordió sus labios para no tartamudear

—Tu eres co-como estas flores, si sigues fumando t-te marchitarás y de-dejarás de ser li-linda...

Ella pensó por varios segundos lo que acaba de salir de la boca de Neville, un leve sonrojo apareció en sus mejillas, iba a decir algo pero se entretuvo viendo detrás de Neville 

—¡Si vas a golpearme adelante!— exclamó Neville preparándose para recibir un golpe, pero no sintió ningún puño en su rostro y abrió los ojos al escuchar las palabras de ella

—Creo que no apagaste el cigarro...

Neville se volteó para ver como el bote de basura estaba en llamas, corrió hacía una manguera pero no lograba desenredarla, por su culpa el jardín estaría en llamas o peor la escuela, ¿lo echarían de la escuela? Su abuela se pondría triste y sus amigos lo odiarían.

—Neville, tranquilo— sintió la mano de ella en su hombro—lo apagué con magia...creía que sería más fácil al ver que no lograbas sacar la manguera 

—Ahhh...gracias.

—Lo siento, es mi culpa por fumar aquí sabiendo que esta tu jardín y detrás un bosque que puede quemarse— dijo haciendo una mueca 

—¿Sabes que es mi jardín?

—Por supuesto, siempre vengo a verlo cuando me siento triste y veo que trajiste nuevas flores, ¿puedo ayudarte? Prometo no fumar cerca o por esta zona

Él sonrió, pero se preocupó al escuchar que venía cuando estaba triste, ¿Cuántas veces habrá venido?  

—¿Por qué estás triste?— preguntó de golpe, ella solo suspiró— dijiste que venías cuando te sentías triste 

—Parezco una chica perfecta ¿no?

—Creo que nadie es perfecto, creo que solo importa ser bueno y disfrutar de la vida, de por si es corta, ¿por qué no apreciarla?

Ella sonrió al escuchar eso, Neville tenía toda la razón solo que a ella le costaba vivir. 

—¿Crees que soy linda entonces?— añadió tratando de cambiar el tema. 

—Creo que eres más que eso, creo que eres espectacular y muy talentosa, aunque algo rebelde— sonrió para si mismo, cortando algunas hojas muertas— y si, se que no soy nadie para pedirte que dejes de fumar pero creo que es malo y tu hermano solo se preocupa por ti. 

—Tal vez...— pensó por unos segundos, lo miró, tan concentrado en lo que hacía, jamás había visto a alguien que se interesara por las plantas, lo hacía ver tierno y cuidadoso

— Ten— Neville le extendió una pequeña maceta con un tulipán morado en el interior— cuida este tulipán

—A cambio de que me dejes venir a ayudarte por las tardes

—¿Y tus clases de Quidditch?

—Ellos entenderán que tengo mejores cosas que hacer por las tardes— ella sonrió, Neville miró a otro lado para tratar de calmar sus nervios, suspiró y la miró de nuevo. 

—Bien pero a cambio de que dejes de fumar 

—Ey, estoy ofreciéndote mi ayuda 

—Al igual que yo— añadió con una ceja arriba mientras limpiaba sus manos— si venías a llorar aquí, yo puedo escucharte lo que quieras y ser algún apoyo. 

Ella puso los ojos en blanco pero accedió, tal vez el si podía ayudarla de verdad. 

—De acuerdo, nos vemos a las 4 y gracias por el tulipán, florecita— añadió mientras corría hacía el castillo.

¿Florecita? Neville puso los ojos en blanco al escuchar aquel apodo tonto, sonrió al lograr hablar con ella, quería ayudarla y verla menos triste. Ella miró el tulipán, sonrió al por fin encontrar ayuda.