● Harry Potter ●

🐺 Sirius Black 2

Primera cita:

—Hey

—Hola— saludé a Sirius, llevaba la capucha por su suéter negro, tu llevabas lo mismo ya que no querías que nadie los viera salir de la escuela.
Ya llevaban varios meses saliendo pero esta sería su primera cita, ya que no tenían tiempo para eso.
Pero ya era muy claro que Sirius estaba más que enamorado de ti y viceversa. Siempre que tenían la oportunidad de estar solos mostraba todos sus sentimientos haciéndote reír y te besaba.

—¿A dónde iremos?

—¡¿A dónde van?!

Los dos se abrazaron por el susto, James apareció por detrás de ti.

—¡James! ¿Pero qué diablos?

—Debieron ver sus rostros, puedo preguntar, ¿a dónde van?

— A caminar, por allá

—Iremos a nuestra primera cita, espero estés de acuerdo por que no he podido salir con tu hermana desde que me confesé

James se quedó sorprendido, tu estabas más que nerviosa por lo que él respondería.

—De acuerdo, pero por favor no se metan en problemas, ¡en especial tu Black!

—No te preocupes, yo me encargaré de eso— dijiste con una linda sonrisa, James volvió a meterse a su habitación. Miraste a Sirius, el solo tomó tu mano y empezaron a caminar con el fin de salir del castillo.

—¿Iremos a la casa de los gritos?

—Así es

Te pusiste seria, Sirius notó eso.

—¿Hay algún problema?, ¿Tienes miedo? Si es así podemos ir a dónde tu quieras.

—¡No! Está bien.

Abrazaste el brazo de Sirius, el sonrió y entraron a la casa. Como ya sabían todos los estudiantes de Hogwarts era una casa abandonada y según estaba embrujada, no eras fan de esas historias por lo que te daban un poco de miedo.

La casa era grande, llena de telarañas, con muebles abandonados y olía demasiado a polvo pero no para que puedas asfixiarte.

—Sirius, cre-creo que escuché algo...

—Oh no te preocupes, el piso y las paredes suenan así por lo viejo que están.

Sirius y tú llegaron a una habitación cerrada, el la abrió y dejó ver una habitación decorada con luces, una alfombra color rosa pastel, con una canasta a los lados y velas flotando. Todo era hermoso, lo miraste sorprendida.

—¿Tu hiciste todo esto?

—¿Te gusta?

—¡Me encanta!

Sirius sonrió, se sentó en la alfombra y lo seguiste igual. Te sentaste enfrente de el, la canasta con los platos y cubiertos estaban a su lado. Pero tú no dejabas de ver la habitación, era hermoso y lo más lindo es que el lo había hecho solo para ti.