VOLVIENDO A TI (Everlark)

63. Charla

CAPÍTULO 63: CHARLA

POV KATNISS

Debido al sueño que está empezando a atacarnos, por unos incomodos minutos Peeta y yo nos miramos enfrentados y en silencio. Finalmente, él reacciona y acaricia mi mejilla tiernamente.

−¿Quieres que vayamos al cuarto? Ni tú, ni yo aguantaremos mucho más despiertos, princesa.

−Ni siquiera sabemos si está en condiciones. No hemos entrado a verlo aún.

−No creo que hayan dejado la cama pelada sabiendo que nos instalaríamos. En caso contrario, Finnick nos hubiera advertido cuando nos quedamos solos. -Afirma Peeta con seguridad.

Cuando él me ofrece su mano, yo la acepto y me acerco más a él mientras nos dirigimos a la puerta de la que será nuestra habitación.

−Creo que era la segunda puerta -digo.

Peeta abre la que le indico y nos encontramos con una cama tamaño King en medio de una amplia habitación, con pocos muebles, una mesa de luz de madera, un escritorio con dos sillas y al lado una pequeña biblioteca sin libros. El armario está integrado a la pared frente a la cama, pero nuestras valijas seguro aún llenas de ropa y pertenencias personales están una arriba de la otra en un rincón de la habitación. Solo la cama está lista con acolchados que serán de abrigo en las noches. Peeta y yo nos miramos sonriendo.

−Tú eliges primero -me dice.

−Yo a la derecha, y tú a la izquierda. Como siempre.

−Aquí no hay ventanas, Katniss. Me da igual.

Seguramente, es cierto, tanto en nuestras casas como en el Capitolio las ventanas o estaban del lado izquierdo de Peeta o de ambos lados, pero él se sentía asfixiado en un lugar encerrado, por lo que abría un poco la ventana y para el aire no me chocara directamente a mí, yo me ponía del lado contrario protegida por su cuerpo.

−Lo sé, Igual no hay necesidad de que cambiemos nuestras ubicaciones habituales.

−Tienes razón. Fíjate si te resulta cómodo.

Le obedezco y me siento en el lado de la cama que elegí. Siento una sensación placentera al darme cuenta que estos colchones no tienen resortes, ni nada de metal como en los que dormía antes con mi familia. Hasta podría asegurar que es nuevo porque no tiene la forma de ningún cuerpo. Le hago señas para que se acerque también. Ambos solo nos sacamos el calzado, las finas camperas que llevamos y nos recostamos sin cambiarnos de ropa. Peeta se sienta apoyando su espalda en el respaldo de la cama y yo lo imito. Me observa sonriendo y con mirada alegre. Por un segundo, me cuestiono si está recuperando sus sentimientos por mí.

−Katniss -murmura.

−¿Qué, Peeta?

−¿No quieres preguntarme nada?

−Quiero, solo que no es el momento.

−Bien. Entonces seré yo el que lo dirá. No estuvimos al tanto de todo que hablaste con Annie, pero escuché por encima una parte. Lo que dijo es verdad. Ella y yo nos acercamos mucho, nos convertimos en confidentes. Yo le hablaba de ti siempre, y ella me hablaba de su amor por Finnick. Pero eso ya lo sabes. Nos entendíamos a un nivel que los demás no. Sé que te pasó lo mismo con Finnick, por lo que no me molesta que él haya estado contigo como amigo brindándote apoyo. Me alegra porque nunca tuviste un amigo de verdad, al menos no uno que mereciera ese título realmente. La excepción era la hija del Alcalde, supongo. Ella en vida siempre se preocupó por ti genuinamente.

−¿Qué hay de ti?

−Yo no cuento debido a que siempre estuve enamorado de ti. Por supuesto que te amaba sin esperar nada a cambio, ni presionarte. Te cuidaba, consolaba y protegía porque me dejaba llevar mis sentimientos más puros y mi deseo de mantenerte a salvo. El verdadero amor a pesar de ser fuerte, no es egoísta, Katniss. Pero, seamos sinceros, nunca fuimos amigos después que los Juegos del Hambre empezaran. El Capitolio nos privó de empezar nuestra relación como se supone que debía empezar. Supongo que lo intentamos, en ese viaje por los distritos, pero al final, siempre acabábamos besándonos, durmiendo juntos, abrazándonos y haciendo cosas de parejas y actividades juntos. Nada de eso hacen los amigos.