22. Reencuentro

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CAPÍTULO 22: REENCUENTRO

POV KATNISS

Es cerca de medianoche, cuando Haymitch abre la puerta. Finnick y yo dirigimos la vista hacia el lugar ansiosos.

Finnick se quedó dormido, luego de escucharme cantar, pero no pasó mucho tiempo hasta que despertó nuevamente sobresaltado mirando para todos lados, asegurándose que no estaba en medio de una pesadilla. Logré calmarlo y después nos quedamos ambos despiertos deseando que pronto llegarán noticias, hasta ahora no habíamos recibido ninguna.

-Haymitch... ¿Se sabe algo? –Empiezo.

Haymitch sonríe y eso me extraña.

-Regresaron. Nos necesitan en el hospital. –Suelta.

-¿Qué? ¡¿Están aquí?!

Finnick parece salir del letargo en el que estaba sumido desde hace algunas horas al decir esas palabras.

Abro mi boca, porque tengo muchas preguntas para hacer, pero ninguna sale de mi boca.

Ambos estamos en shock mirando a Haymitch con los ojos abiertos como platos, sin saber cómo reaccionar.

-Sí, están en el Trece. Eso es todo lo que sé. No me dijeron nada más.

Mi corazón salta y algo similar a felicidad absoluta me inunda por dentro. Hace tanto que no me siento tan viva.

Guardo la perla en el sobrecito y la dejó en mi bolsillo trasero. Mi mirada se dirige al anillo de compromiso que Peeta me dio durante la entrevista el día que me pidió matrimonio. En ese momento no fue algo tan real, pero el día que hicimos el Tueste, tomó un valor muy importante, nos convertimos en esposos. Incluso Cinna dejo en la caja del vestido las alianzas para ambos. Las tengo guardadas entre mis pertenencias, porque nos las sacamos a las pocas horas. En la arena sólo podíamos escoger una cosa para llevar, y Haymitch nos dijo que usáramos el medallón y el Sinsajo exclusivamente. Además, no necesitábamos anillos para tener presente el importante momento que pasamos.

Cuando fuimos rescatados Haymitch me entregó los tres anillos y un cuaderno de dibujo de Peeta, por medio de mi madre. Sigo usando el anillo de compromiso, pero prometí no tocar las alianzas hasta que él volviera para que nos las pusiéramos nuevamente el uno al otro.

Me levanto de un salto y empiezo a dar pasos hacia delante. Finnick no se mueve de la punta del sofá, todavía no asimila las palabras de Haymitch.

-¿Finnick? –Pregunto.

Él me mira y yo aprovecho para tomarlo de la mano. Actúa extraño como si de repente hubiera perdido la capacidad de moverse, pero se pone de pie y aprieta mi mano.

-Es real. Están aquí. –Le aseguro.

Él asiente en respuesta. Sé lo que siente, luego de tantas semanas de absoluta oscuridad, que Haymitch aparezca para decirnos que el equipo acaba de llegar, parece un sueño.

Así que, lo dirijo de los pasadizos, el elevador y más pasadizos, como a un niño pequeño y él me sigue los pasos.

Hasta que Haymitch no se detiene no me doy cuenta que llegamos al hospital. Ambos nos sujetamos de la mano con más fuerza, porque en un segundo los nervios, el miedo y la expectativa por lo que nos espera dentro nos embarga.

¿Finnick verá a Annie?

¿Yo veré a Peeta?

¿Veremos a nuestros amigos?

¿Están vivos?

¿En qué estado?

Miles de preguntas se formulan en mi cabeza. Nos obligamos el uno al otro a avanzar cuando Haymitch nos abre la puerta para que entremos.

VOLVIENDO A TI (Everlark)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora